EL EMPIRISMO ESCÉPTICO
GERALD HOLTON
Titular de la cátedra Mallinckrodt de física y profesor emérito de historia de la ciencia de la Universidad de Harvard; coautor de Einstein for the 21st Century: His Legacy in Science, Art and Modern Culture.
Tanto en el ámbito de la política como en el de la sociedad en general, las decisiones relevantes se fundan con excesiva frecuencia en suposiciones muy arraigadas, en presupuestos ideológicos o en dogmas —o, de lo contrario, en un precipitado pragmatismo incapaz de pararse a considerar las consecuencias que pueden derivarse a largo plazo de la adopción de una u otra determinación—.
Por este motivo sugiero que abracemos un empirismo escéptico, esto es, una actitud ejemplificada en la meticulosa concepción y comprobación de todos los extremos en liza por la que acostumbra a regirse la buena práctica científica en sus investigaciones. Dicha actitud se diferencia del empirismo a secas que suele caracterizar los escritos del científico y filósofo Ernst Mach, que se niega a creer en la existencia de los átomos debido a que no puede «verlos».
No hay duda de que, tanto en la política como en la vida cotidiana, hay determinados asuntos que exigen la adopción de decisiones rápidas basadas en un conjunto de datos muy escaso o conflictivo. Sin embargo, precisamente por esa razón, también resultaría sensato poner en marcha un programa más ponderado de empirismo escéptico para abordar con él ese mismo asunto, aunque solo fuera con el objetivo de encontrarnos mejor preparados para las consecuencias, intencionadas o no, que pudieran derivarse de una decisión precipitada.