PERMA
MARTIN SELIGMAN
Titular de la cátedra Familia Zellerbach de psicología y director del Centro de Psicología Positiva de la Universidad de Pensilvania; autor de La vida que florece. Un nuevo enfoque para comprender la felicidad y el bienestar, y lo que se necesita para conseguirlos.
¿Es posible obtener un bienestar global?
Es habitual que los científicos se dediquen a predecir la distopías como la guerra nuclear, la superpoblación, la escasez de energía, la selección disgenética, la difusión de la mentalidad simplista y otras cosas por el estilo. La gente no le presta demasiada atención a uno si se dedica a predecir que el futuro de los seres humanos va a salir bien. Con todo, me propongo augurar que efectivamente todo vaya a converger en un futuro positivo para la humanidad, pero lo cierto es que las probabilidades de concreción de un porvenir de ese tipo aumentan si pensamos en él de forma sistemática. Podemos empezar por establecer cuáles son los elementos medibles del bienestar para preguntarnos a continuación cómo materializar esos elementos. Mi enfoque se centra únicamente en la medición.
El bienestar es un concepto que guarda relación con lo que los individuos y las sociedades consideran que les beneficia, o con todo aquello que no genera indiferencia, si se prefiere. Los elementos integrantes del bienestar han de ser exclusivos, han de poder medirse independientemente unos de otros y han de agotar asimismo la cuestión —al menos en términos ideales—. Creo que esos elementos son cinco, y creo también que pueden resumirse en un práctico acrónimo, PERMA[*]:
P: Emoción positiva
E: Compromiso
R: Relaciones positivas
M: Significado y sentido
A: Logro
En el transcurso de la última década ha habido un notable avance en la medición de estos elementos. Considerados en conjunto, los elementos que integran la noción de PERMA definen un índice de bienestar más completo que el de la idea de que nos sintamos «satisfechos de la vida», permitiendo además combinar los indicadores objetivos con los subjetivos.
La noción de PERMA puede valorar el bienestar de los individuos, pero también el de las empresas o las ciudades. Hace poco, el Reino Unido decidió medir el bienestar de la nación para incluir su valor entre los criterios que permiten estimar el grado de éxito atribuible a sus políticas públicas —junto con el cálculo del producto interior bruto—.
El concepto de PERMA es, en realidad, una abstracción taquigráfica que alude al conjunto de condiciones que posibilitan la vida psíquica y social.
¿Qué relación guardan las condiciones que dificultan la vida —como la pobreza, la enfermedad, la depresión, la agresión y la ignorancia— con la idea de PERMA? Las condiciones que dificultan la vida obstaculizan los elementos de la noción de PERMA, pero no eliminan su necesidad. Es importante resaltar que la relación entre la depresión y la felicidad no es de -1,00, sino que se sitúa tan solo en un valor próximo a -0,35, mientras que, por su parte, el efecto de los ingresos en la sensación de satisfacción vital que pueda uno tener se revela notablemente curvilínea, de manera que el incremento de los ingresos genera una satisfacción vital cada vez menor cuanto más nos alejemos del nivel en el que las retribuciones constituyen una red de seguridad.
Tradicionalmente, tanto la ciencia como las políticas públicas se han centrado únicamente en remediar las condiciones que dificultan la vida, pero los índices de PERMA sugieren que este enfoque resulta insuficiente. Si queremos alcanzar un bienestar global, deberemos medir los elementos contenidos en la idea de PERMA, tratando al mismo tiempo de llevarlos a efecto. Este mismo principio parece ser aplicable en la vida personal de los individuos: si uno quiere florecer en el plano personal, el hecho de librarse de la depresión, de la ansiedad, de la cólera y de la obsesión de amasar riquezas no alcanzará a cubrir el objetivo sin construir directamente los elementos incluidos en la noción de PERMA.
¿Y qué es lo que se sabe de las fórmulas que permiten materializar los elementos de PERMA?
Puede que la pregunta de Edge para el año 2012 termine siendo esta: «¿Cómo puede contribuir la ciencia a la consecución de un bienestar global?».