Capítulo 102
Semisótano, nivel C.
Millennium Tower.
Manhattan, Nueva York.
Quiz rodó sobre el suelo hasta colocarse en posición fetal; le temblaban los brazos y las piernas. Crowe irrumpió en la cámara de temperatura controlada que alojaba el servidor central de Triad Genomics.
—¿Qué le pasa? —preguntó Omar Crowe, mientras apuntaba con su nueve milímetros a Madison, quien permanecía todavía agachado.
—Es un ataque —dijo éste—. Es epiléptico.
—Qué pena...
Crowe posó la mirada en el doctor Ambergris y sonrió. Un punto rojo apareció en la frente de éste.
—¿Cómo va ese brazo, doctor?
—Que te jodan.
La sonrisa de Crowe se desvaneció y sus ojos se entrecerraron.
—Corre —ordenó Madison al doctor Ambergris, que negó despacio con la cabeza.
—No moriré huyendo de un tipo de su calaña. Prefiero recibir la bala en la cara que en la espalda.
—Como quiera —dijo Crowe.
Luego tomó aire y su dedo acarició el gatillo.
La niebla empezaba a despejarse en la mente de Quiz. El cuerpo seguía tremendamente arqueado, los músculos protestaban. Sentía el suelo frío y duro contra la cara.
Abrió los ojos. Unas formas difusas aparecieron en su campo visual.
—¿Christian?
Su voz había quedado reducida a un susurro. Cuando sus ojos empezaban a enfocar la silueta que tenía enfrente, un disparo sonó en el aire. Luego oyó un grito.
* * *
Madison contempló impotente como Ambergris miraba a los ojos de Crowe, cual condenado que se enfrenta a su verdugo. Quiz se removía en el suelo, gritando su nombre.
Detrás de Crowe, la puerta se había abierto sin hacer ruido y un hombre asiático, vestido con ropa oscura, había entrado por la estrecha abertura.
Un largo y fino cuchillo centelleaba en su mano.
* * *
Grace siguió a Arakai al interior de la sala que contenía el servidor central de Triad Genomics. Al tiempo que su cerebro procesaba la escena, Arakai empuñó el cuchillo.
Antes de que Crowe pudiera reaccionar, Arakai saltó y clavó la afilada hoja en la parte carnosa del principio de la espalda, justo debajo de la nuca; con un fiero giro de muñeca le seccionó la carótida.
Un reguero de sangre manó de la herida.
Crowe lanzó un grito y apretó el gatillo.
* * *
Ambergris contempló atónito como Arakai clavaba el cuchillo en la espalda de Crowe. Este gritó, emitió un alarido de sorpresa y dolor mientras se le doblaban las rodillas. Del cuello manaba un reguero de sangre oscura. Crowe disparó antes de caer.
La bala se alojó en el servidor, provocando una lluvia de chispas que salpicó a Ambergris. Fragmentos de bala rebotaron contra el metal y fueron a clavarse en su pecho y su hombro. Ambergris soltó un grito y cayó al suelo.
Crowe se desplomó bajo el peso de Arakai. Cayó de bruces y sus brazos inertes no pudieron hacer nada para parar el golpe.
El cuerpo de Crowe se quedó inmóvil. El zumbido quejicoso del servidor perforado llenaba el aire mientras una gran mancha de sangre empezaba a formarse debajo de su cuerpo.
Oculto en una furgoneta, en el aparcamiento, el mecanismo digital marcaba los segundos que faltaban para la detonación.