Capítulo 85
Planta 63, Petronas Towers.
Kuala Lumpur, Malasia.
Tanaka tamborileaba con los dedos sobre su escritorio mientras leía un informe realizado por el mejor genetista de la Orden. No estaba satisfecho. Ni siquiera levantó la vista cuando su mayordomo personal entró en la estancia, cargado con una bandeja tapada con su cena. Un olor a colas de langosta flotaba en el aire.
—¿Deseará vino esta noche, señor? —preguntó el mayordomo al tiempo que dejaba la bandeja en la mesa de Tanaka.
Dobló una servilleta blanca de hilo y la puso junto a la bandeja.
—Rosado. Caymus Cabernet, cosecha especial.
—Muy bien, señor —dijo el mayordomo mientras hacía una marcada reverencia.
Colocó unos brillantes cubiertos de plata sobre la impoluta servilleta.
Tanaka presionó un botón que había debajo del escritorio. Una parte considerable de la pared oeste del despacho se deslizó y reveló la existencia de una bodega privada. Filas de botellas, desde el techo al suelo, en estantes de roble.
El mayordomo escogió el vino pedido y lo sacó de su sitio. Quitó el papel del cuello de la botella y observó el corcho.
—¿Tiene pensado trabajar hasta muy tarde esta noche, señor? —preguntó.
—Tal vez.
El mayordomo usó el sacacorchos que colgaba del pequeño delantal que llevaba a la cintura.
Al clavar el sacacorchos en el tapón, la manga se le subió; en su antebrazo apareció el tatuaje de dos serpientes entrelazadas.