Capítulo 34
Triad Genomics.
Millennium Tower, planta 32.
Manhattan, Nueva York.
—Rápido... por aquí —gritó Madison mientras se dirigía hacia un pasillo que se cruzaba con el vestíbulo.
Grace corría detrás de él, intentando mantener la distancia que los separaba de los guardias de seguridad. Al fondo Madison distinguió una puerta marcada con las palabras «Escalera NE». Se dirigió hacia ella y la abrió de un tirón.
—¡Baja! —ordenó Madison al ver que Grace dudaba.
Los jadeos entrecortados de Madison los acompañaron mientras bajaban tramo tras tramo de escaleras, mezclados con el ruido de los pasos de sus perseguidores.
—¡Detente! —exclamó Grace, y se paró de repente en el descansillo de la planta dieciocho. Madison obedeció bruscamente y se agarró a la barandilla para no caerse y recuperar un poco el aliento—. Mira —añadió ella, al tiempo que sacaba la cabeza por la barandilla y miraba hacia abajo.
Tres pisos más abajo, una pareja de guardias de seguridad se hallaba preparada en el descansillo de la planta quince, con las pistolas a punto y en posición de ataque.
Madison cogió a Grace de la mano.
—Vamos. Por aquí. Esta planta es la del hotel para invitados.
Cruzaron la puerta y entraron en el hotel. El vestíbulo era amplio, con gruesas alfombras y un lujoso empapelado. Lámparas de pared iluminaban el hall con luz indirecta. Frondosas plantas metidas en tiestos de cerámica mediterránea llenaban los espacios que separaban las puertas de las habitaciones.
Al fondo del pasillo, a unos nueve metros, había un carrito de limpieza lleno de toallas y sábanas junto a una puerta abierta.
—Tengo una idea —dijo Madison.
Grace y él corrieron pasillo abajo. Madison cogió el manillar del carrito y lo empujó hacia el interior de la habitación.
Dentro, una doncella hispana vestida con un uniforme azul celeste se sobresaltó ante aquella súbita intrusión.
—¡Dios mío!
Grace cerró la puerta con llave. Antes de que la camarera de habitaciones pudiera protestar, Madison la agarró por los hombros, le dio la vuelta y le colocó una mano en la boca para evitar que gritara. Fuera, la puerta de la escalera resonó contra la pared cuando los guardias de seguridad de Triad Genomics entraron en el hotel.