Capítulo 45
Residencia del doctor Joshua Ambergris.
Zona alta de Manhattan, Nueva York.
En rápida sucesión, las pisadas ascendieron por la escalera que llevaba al segundo piso. Grace intentaba apilar las cartas que había sacado de la caja fuerte.
—Déjalas —susurró Madison.
Este corrió hacia un gran ventanal que había en la pared oeste del estudio. Descorrió el pestillo y trató de subir la ventana. Cuando ya lo había conseguido, Crowe irrumpió en la puerta del estudio.
—¡Christian! —gritó Grace.
Madison dio media vuelta. Crowe entraba en la sala con un arma en la mano.
Crowe levantó la nueve milímetros y apuntó directamente hacia Grace.
—¡Agáchate! —gritó Madison.
De repente, la puerta del armario trastero del estudio se abrió de par en par, golpeando a Crowe y derribándole al suelo. Cuando la puerta se estampó contra el cuerpo de Crowe, la pistola se disparó. Erró el tiro por poco y astilló la pared que Grace tenía detrás.
—¡Grace, corre! ¡Por la ventana!
Grace corrió hacia Madison y le cogió de la mano; ambos se encaramaron al amplio repecho. A sus espaldas se oyó un estrépito. Sin mirar atrás, saltaron de la ventana y fueron a parar a la densa arboleda. Madison dio un grito de dolor al torcerse el tobillo en la caída. Se zafó del espeso follaje y se puso en pie.
—¿Estás herida?
—No —le informó Grace mientras se palpaba el cuerpo—. Creo que no.
Madison la ayudó a incorporarse. Juntos corrieron por el patio hasta el callejón contiguo. Él cojeaba; una expresión de dolor se reflejaba en su cara cada vez que apoyaba el pie.
Grace volvió la cabeza hacia la casa de Ambergris. Dio un respingo al ver a un hombre asiático delgado que saltaba por la ventana y caía en la hierba sin dificultad alguna.