Capítulo 28
Residencia del doctor Joshua Ambergris.
Zona alta de Manhattan, Nueva York.
Arakai entró en silencio por la ventana y se agachó sobre el suelo del comedor, mientras escuchaba atentamente para discernir la menor señal de que la criada de Ambergris hubiera detectado su intrusión ilícita en la casa. Arakai oyó que la mujer tarareaba en la cocina una melodía de un programa de televisión mientras limpiaba.
El interior de la casa era oscuro y poco acogedor, pero estaba bien conservado. Las paredes de ladrillo, las cortinas tupidas y los suelos de madera parecían absorber la mayor parte de la luz ambiental, creando un efecto lúgubre. Arakai cerró con agilidad la ventana y se agachó detrás de la mesa del comedor de Ambergris. Se quitó el cuchillo de entre los dientes y secó la hoja plateada en sus pantalones negros.
Un antiguo reloj anunció los cuartos desde el salón. El sonido despertó un súbito recuerdo de infancia en la mente de Arakai. Durante muchas noches había oído el tictac del reloj mientras yacía despierto en su cama, esperando a que su madre volviera del trabajo apestando a ginebra y a tabaco. No había conocido a su padre. El reloj había pertenecido a los abuelos de Arakai, y su madre lo había heredado después de que éstos murieran en 1945.
Los abuelos de Arakai vivían en Japón, a las afueras de Nagasaki, desde hacía décadas. El día en que Estados Unidos lanzó la bomba atómica sobre la ciudad, los abuelos de Arakai habían invitado a cenar a varios vecinos. Aunque se libraron de la horrenda muerte que consumió a decenas de miles de ciudadanos en el epicentro de la explosión nuclear, los abuelos de Arakai sufrieron una agonía que duró semanas, víctimas de una terrible enfermedad provocada por la radiación, antes de fallecer en un improvisado hospital de campaña que el derrotado ejército imperial erigió a toda prisa a las afueras de la devastada ciudad.
Se oyó un débil ruido procedente de la cocina. Arakai se obligó a concentrarse en el presente. Ralentizó la respiración, relajó la mano que sostenía el cuchillo y se arrastró por el comedor en dirección a la cocina.