Capítulo 23
Estudio de producción.
WXNY, Canal 10.
Queens, Nueva York.
—¿Cómo va? —preguntó Flavia al tiempo que se dejaba caer en el desvencijado sofá del estudio de producción de la WXNY.
Randy estaba sentado ante el ordenador, cortando y montando digitalmente el material filmado en la Millennium Tower. Medio donut de azúcar reposaba en su regazo, sobre un plato de plástico.
—No va mal.
Después de haber sonsacado a Ebersole cualquier dato útil que éste poseyera sobre intrones y ADN, Flavia se había quitado de encima al socialmente torpe corresponsal de ciencia con la vaga promesa de tomar una copa con él en algún momento incierto del futuro y un rápido beso en la mejilla para tenerlo contento.
«Nunca se sabe cuándo se puede necesitar un favor.»
Flavia no se negaba a conceder favores sexuales a colaboradores para ascender, pero Ebersole no sería el caso. La imagen mental de Ebersole desnudo encima de ella, jadeante, hacía que Flavia se estremeciera de repulsión.
—Creo que el material te gustará —dijo Randy, devolviéndola al presente—. Máximo rendimiento.
Flavia cruzó las piernas y se echó hacia atrás, mientras estiraba un brazo sobre la parte trasera del sofá. La falda corta se pegaba a sus bronceadas piernas. Se revisó la manicura.
—¿Qué aspecto tengo?
—Estás fabulosa —dijo él—. Como siempre.
Randy acercó la cara al monitor hasta que apenas lo separaron cinco centímetros de éste. Observó el vídeo a cámara lenta y luego realizó algunos ajustes menores a las imágenes digitales con tres clics del ratón óptico.
—Te destrozarás la vista si sigues haciendo esto —comentó Flavia.
Randy se volvió hacia ella e hizo una mueca extraña.
—¿Y se me quedará la cara así si sigo haciendo muecas?
Flavia hizo un gesto de exasperación. Randy volvió a centrarse en la pantalla y siguió montando la filmación.
—¿Cuándo quieres que lo doble? —preguntó Flavia.
—Dame una hora. Hasta entonces no lo tendré listo. «Máximo rendimiento.»
Flavia se levantó y cruzó la sala. Se quedó detrás de la silla de Randy, apoyó los pechos en su espalda y le dio un masaje en los hombros.
—Haz un buen trabajo para mí, Randy —susurró.