Ruido
La mayoría de la gente dice que odia el ruido, incluso los que se sienten incómodos en un lugar especialmente tranquilo. La generación de los mayores se queja del ruido que hace la gente joven, olvidando que sus padres probablemente tenían la misma queja contra ellos.
Los diccionarios por lo general definen el «ruido» como un sonido chillón, alto y discordante. Aunque el ruido es mucho más complicado que eso, discordante es una buena palabra, ya que es a lo que los científicos se refieren cuando dicen que el ruido es una señal al azar y, por tanto, impredecible.
En general, la contaminación por ruido es de origen humano y puede ponernos materialmente en peligro. Permanezcamos cerca de un avión que despega, de una taladradora que abre las calles o de una banda de rock superamplificada. Hagámoslo durante demasiado tiempo y sufriremos daños permanentes en los oídos, y algo más.
En Bulgaria, los investigadores han descubierto que los ruidos altos y constantes causan una grave disminución de la fertilidad en los animales de laboratorio, cuyas escasas crías ya eran más pequeñas de lo normal. El peso de un recién nacido puede disminuir si su madre está expuesta a ruido excesivo. Después del nacimiento, los niños aprenden más despacio en entornos ruidosos. Los adultos maltratados por el ruido pueden experimentar pérdida de oído, dolores de cabeza, hipertensión, disminución de la capacidad inmunológica, debilitamiento cognoscitivo y tensión emocional.
Los investigadores médicos han demostrado que los voluntarios sanos se enfrentaban mejor a los ruidos que podían controlar. La falta de control sobre el ruido causa alteraciones graves del humor, así como cambios perjudiciales en el sistema nervioso autónomo. Si un vecino pone el tocadiscos a las tres de la mañana o limpia la hierba con la cortadora mientras uno echa la siesta, el sonido puede no dañar los oídos, pero al no poder controlarlo, resultará extraordinariamente irritante.
El daño causado a los oídos por la asistencia regular a discotecas de rock y a conciertos de heavy metal es de sobra conocido. Es especialmente malo cuando el amante de la música ejecute un trabajo ruidoso. Algunos aficionados al rock inteligentes se esfuerzan en la petición de que bajen el volumen del sonido y muchos músicos llevan ahora auriculares. Incluso el ruido «moderado» puede afectar el voltaje producido por las neuronas del cerebro de modo impredecible y paradójico. No es extraño que la gente se sienta confusa en situaciones de mucho ruido.
El problema está en que no todos los sonidos malos son fuertes. Los sonidos de baja frecuencia similares a los producidos por las tormentas o por muchas máquinas pueden causar mareos y náuseas, así como afectar negativamente a la capacidad de una persona para pensar con creatividad. Los «infrasonidos», inaudibles, pueden hacerle sentir a la gente como si su pecho vibrara y sus tímpanos oscilaran pesadamente hacia delante y hacia atrás.
El sonido electrónico, no necesariamente audible para nosotros, chapucea nuestros ordenadores y sistemas de comunicaciones, incluido el aparato de televisión. Esto no sólo es algo molesto, sino que puede resultar realmente peligroso cuando los sistemas electrónicos afectados son ordenadores que funcionan en los bancos, oficinas gubernamentales, establecimientos militares y añádase lo que se quiera, ya que los ordenadores están por todas partes.
En la actualidad se está haciendo un enorme esfuerzo para controlar el ruido. Las máquinas se instalan sobre plataformas que absorben las vibraciones, no sólo para reducir el ruido a los oídos humanos, sino para prolongar la vida de la máquina. La insonorización es un gran negocio. Se está estudiando una nueva técnica de «control acústico estructural activo» para utilizarlo en los fuselajes de los aviones, los cascos de los barcos y en otras aplicaciones industriales. Se han variado lo suficiente las configuraciones modales de una estructura como para que disminuya el sonido emitido. Si la técnica resulta ser tan eficaz como parece haber sido hasta ahora, nos ahorrará dinero y reducirá la contaminación por ruido.
El concepto de «ruido» depende de cada uno. Un turista en África puede pensar que los elefantes son ruidosos. Barritan, gritan y sus estómagos producen ruidos sordos constantemente. Imperceptible para el turista -a menos que sienta la vibración-, el elefante también está vocalizando a una frecuencia por debajo de la capacidad auditiva humana. Nadie sabe si esto es una forma auténtica de comunicación o no. Esperemos que se descubra antes de que se haya matado a todos los elefantes por aprovechar su marfil.
Muchos animales hacen y responden a sonidos que nosotros no percibimos. Los animales pequeños oyen y producen sonidos en frecuencias más altas de lo que podemos oír. Para matar o ahuyentar ratones caseros y cucarachas, compramos pequeños artilugios que producen lo que para nosotros son ondas ultrasónicas. Ruido «bueno» para nosotros y malo para los animales perjudiciales.
Hay ruidos intencionados que pueden resultar molestos pero útiles, como los pitidos de un camión cuando da marcha atrás. Los investigadores han descubierto que los murmullos, cloqueos y chasquidos que hacen los padres, en realidad calman y atraen a los niños. ¡Aparentemente todos los mamíferos hacen ruidos de chasquidos a sus vástagos!
El ruido se utiliza también para confundir a los espías del campo contrario, ya sea el campo militar, político o económico. La información se transmite en secreto utilizando un sistema «semicaótico» (no me pida nadie que se lo explique, porque si todavía no entendemos el caos, mucho menos el semicaos).
Y para terminar, investigadores de la Universidad de Northwestern han descubierto que el gráfico de ondas sonoras del grito de alarma de un primate se parece al de un sonido que molesta de forma especial a los humanos: el chirrido del metal o el de las uñas cuando rayan una pizarra. ¿A lo mejor los conjuntos de rock están emitiendo chirridos de manera inconsciente para defenderse de los depredadores?