¿«Planetas helados» invisibles?

Entre las órbitas de Marte y Júpiter se despliega un cinturón de asteroides que gira alrededor del Sol. El primer asteroide fue descubierto en 1801, y desde entonces se han localizado unos mil seiscientos.

El astrónomo S. Alan Stern sostiene que existe un segundo cinturón mucho más allá de la órbita de Plutón. En realidad, es probable que se encuentre doscientas veces más lejos que Plutón o a 10 billones de kilómetros, a una distancia aproximada de un año luz.

Las probabilidades de observar cuerpos tan distantes con un telescopio normal son prácticamente nulas. Se puede alegar que Plutón y Carón son los objetos más grandes y los más cercanos a la Tierra y que por eso son visibles. Pero la cuestión no es ésa.

Entonces, ¿qué es lo que hace suponer a Stern y a otros que hay «planetas helados» invisibles a un año luz de distancia? La razón principal es el extraño comportamiento de los planetas más remotos. Urano, por ejemplo, gira de lado. Ningún otro planeta mantiene su órbita rotacional tan inclinada. Una hipótesis es que, cuando se formó Urano, en un principio rotaba más o menos verticalmente, tal como lo hacen los demás planetas, pero al cabo, y en su período de formación, recibió el impacto de un objeto con una masa tan densa que le hizo inclinarse. En realidad tendría que haberse tratado de un objeto cuya masa comprendiera entre la quinta parte y cinco veces la de la Tierra. El objeto que colisionó podía haber sido uno de los «planetas helados».

Además, está el caso de Tritón, el gran satélite de Neptuno. Gira alrededor del planeta en sentido contrario. Es decir, todos los satélites giran alrededor del planeta en el mismo sentido que el propio planeta, pero Tritón lo hace en sentido contrario. Es el único satélite de tamaño considerable que lo hace así. La hipótesis más admitida es que chocó con un objeto de gran masa en los comienzos de su historia y cambió su giro. De nuevo un planeta helado. Es posible.

Pero observemos Plutón, con su satélite Carón. La masa de Plutón es sólo seis veces mayor que la de Carón, más semejantes en el tamaño que la Tierra y la Luna. ¿Cómo llegó Carón a girar alrededor de Plutón?

Es posible que Plutón chocara contra un objeto que lo partió en dos. O puede que encontrara a Carón y simplemente lo capturara. Ambos casos son bastante poco probables a no ser que hubiese numerosos objetos en las proximidades. En realidad, tiene que haber muchos objetos en los alrededores para suponer que Urano chocara y se atravesara y que Tritón chocara e invirtiera el movimiento de su órbita.

Pero si hubiese planetas helados situados bastante cerca de los planetas exteriores como para afectarles, ¿dónde están?

La atracción gravitatoria de las estrellas más cercanas es un hecho. Afecta a los planetas helados del límite exterior del Sistema Solar de la misma forma que a los cometas (los cometas, que también se sitúan a esa distancia, son mucho más numerosos que los planetas helados, pero además de tamaño mucho menor). Parte de la atracción gravitatoria haría que los planetas helados avanzaran hacia el Sistema Solar interno, donde habrían perdurado. Otros serían atraídos hacia el exterior, hacia los vastos espacios a un año luz de distancia.

¿Hay alguna manera de detectar los planetas helados aunque no podamos verlos? Se han enviado varias sondas a toda velocidad mucho más lejos que Plutón, pero no se ha percibido nada. ¿Quiere esto decir que los mundos helados no existen? En absoluto. Supongamos que hay tres mil planetas helados (Stern piensa que puede haberlos). Imaginemos que están distribuidos de manera uniforme por el espacio, que es enorme. Estarían separados por millones de kilómetros. Parecería que no hay ninguno y la probabilidad de un encuentro entre una sonda y uno de ellos sería prácticamente nula.

Si un telescopio ordinario no puede encontrarlos, uno infrarrojo muy potente sí podría, ya que los mundos de hielo emiten mucha más cantidad de rayos infrarrojos que luz visible.

Si el Sol tiene un cinturón de asteroides a gran distancia, también otras estrellas podrían tenerlo. Hay dos estrellas, Vega y Beta Pictoris, de las que no hay duda que tienen nubes de polvo a su alrededor. No es imposible que parte de estas nubes sean los mundos de hielo lejanos.

Más cerca de casa, los mundos de hielo pueden explicar objetos tales como Plutón, Carón y el recientemente descubierto Quirón, que es sin duda un mundo de hielo. Tiene la estructura de un cometa, pero su masa es, por lo menos, mil veces la del cometa Halley.

Podríamos descubrir mucho más sobre el origen del Sistema Solar. Por eso, sería realmente apasionante que fuésemos capaces de instalar una sonda en Plutón para estudiar este planeta y su satélite de forma más próxima.

¿Quién sabe lo que podríamos descubrir?

Fronteras II
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