El pariente más próximo del hombre
Se dispone de gran cantidad de datos que demuestran que los chimpancés están emparentados más directamente con el hombre que con los gorilas. Los seres humanos hemos tenido tendencia a creer que estamos separados de todas las demás formas de vida. Después de todo, no tenemos pelo ni cola, andamos sobre dos patas, desarrollamos la capacidad de razonar y, según algunos, disponemos de un «alma» inmortal. Así que los humanos estamos en este punto y todos los demás seres vivos al otro lado de una gran divisoria.
Incluso cuando los principios de la evolución empezaron a ser aceptados cada vez más y la gente entendía que los seres humanos se habían desarrollado a partir de «animales inferiores», seguía estableciéndose un gran abismo entre los seres humanos y los animales inferiores.
Sin embargo, nadie discute que los simios se parecen bastante a los seres humanos. De los cuatro tipos de simios, el gibón y el orangután parecen relativamente alejados del hombre, y se daba por supuesto que gorilas y chimpancés se parecían tanto entre sí que eran bastante diferentes de los seres humanos.
A principios de los sesenta, Morris Goodman, de la Universidad Estatal de Wayne, comparó las proteínas sanguíneas de tres especies animales para observar su actuación en una reacción cruzada. La sangre de un determinado animal provoca una fuerte reacción en otro diferente pero parecido, y reacciona menos con el menor emparentado. Con gran sorpresa por su parte, descubrió que la sangre de chimpancé reaccionaba más con la sangre humana que con la de gorila. Ésta fue la primera indicación de que los chimpancés y los seres humanos se situaban juntos a un lado de la divisoria, mientras que los gorilas quedaban en el otro.
Muchos biólogos fueron reacios a aceptar los datos de las reacciones cruzadas y siguieron contemplando el sistema antiguo, pero mientras tanto, fueron aprendiendo poco a poco a analizar los genes. Los genes controlan la química de la célula, y dos especies de animales diferentes poseen genes diferentes. Cuanto más emparentadas están dos especies desde el punto de vista evolutivo, más genes comparten.
En 1984, Charles Sibley (en Yale) y Jon Ahlquist obtuvieron secuencias de genes de un animal y los hicieron reaccionar con los de otro. Cuanto más emparentados estaban los dos animales, más parecidas eran sus secuencias de genes y con más facilidad se combinaban las secuencias de genes entre sí.
De nuevo el resultado fue que las secuencias de genes de los chimpancés eran más parecidas a las de los seres humanos que a las de los gorilas.
Los científicos discutieron, pero al final fue posible identificar series de genes y contemplar su estructura. Ya no era necesario estudiar la forma en que dos secuencias de genes reaccionaban entre sí. Todo lo que había que hacer era obtener una muestra de genes de una especie y comprobar el tipo de nucleótidos (las unidades estructurales que los forman).
Se realizó con una sección de genes humanos y después con la misma sección del chimpancé y del gorila. Resultó un 1,6% de diferencia entre los seres humanos y el chimpancé. La diferencia en la misma sección entre gorilas y chimpancés era del 2,1%. Otros estudios demostraron lo mismo.
Los estudios más recientes tratan de las mitocondrias, pequeñas estructuras celulares que controlan la producción de energía. Las mitocondrias contienen genes. Un equipo dirigido por Maryellen Ruvolo, de la Universidad de Harvard, estudió un fragmento de 700 genes de la mitocondria, una secuencia que controla la producción de una enzima llamada «citocromooxidasa». Estudiaron la misma secuencia de genes para chimpancés y gorilas y obtuvieron un 9,6% de diferencia entre chimpancés y seres humanos y un 13,1% de diferencia entre chimpancés y gorilas.
Cada vez más gente está empezando a creer que los chimpancés y los seres humanos están a un lado de un gran abismo, mientras que los otros simios (y por supuesto las otras formas de vida) se sitúan en el otro.
Pero si los chimpancés comparten tantos de sus genes con los del hombre, ¿por qué son tan diferentes? Es fácil, toda la información genética que contiene el cuerpo humano es igual a mil volúmenes de una gran enciclopedia. Si el chimpancé sólo difiere en un 1,6%, quiere decir que dieciséis volúmenes de la enciclopedia son diferentes de los nuestros. Lo suficiente para permitirles ser una especie diferente.