Demasiado grumoso

Roger Clowes, del Real Observatorio de Edimburgo, y Luis Camposano, de la Universidad de Chile en Santiago, informaron en 1991 del descubrimiento de una banda de quásares. Esto ha creado confusión dentro de la ciencia de la cosmología (el estudio del Universo en su conjunto), mientras los expertos tratan de descubrir su significado.

El Universo se inició con la gran explosión hace unos 15 000 millones de años. Al principio era un objeto minúsculo, incluso menor que una partícula subatómica. La superficie debía de ser muy lisa y parece que, al expandirse, debería haber seguido siéndolo en una extensión de gas más o menos uniforme.

Pero el Universo no es así. Existe en grumos. El gas que formaba el Universo se rompió en fracciones del tamaño de galaxias y cada fracción se dividió a su vez en miles de millones e incluso billones de estrellas. Por tanto, una de las tareas más importantes a las que se enfrentan los expertos es la de encontrar el método que justifique que el Universo liso original se dividiera en el Universo grumoso que observamos hoy.

La tarea se complicó cuando se hizo patente que las galaxias no existían por sí solas. Tampoco estaban repartidas de forma regular por el Universo, sino que aparecían en grumos todavía mayores llamados «cúmulos galácticos», algunos de los cuales incluían miles de galaxias que medían por término medio unos tres millones de años luz de ancho.

En los últimos años, los cosmólogos se han esforzado al máximo para localizar la posición de millones de galaxias sólo para cuantificar su grumosidad. En 1989, Margaret Geller y John Huchra, del Centro Smithsoniano de Astrofísica de Harvard, en Boston, localizaron un grupo de galaxias especialmente grande que medía unos 550 millones de años luz de extensión. Lo llamaron la «Gran Muralla».

Esto era bastante negativo, pero los cúmulos de galaxias ordinarios, incluida la Gran Muralla, no se sitúan muy lejos de la Tierra, así que se formaron cuando el Universo ya era bastante viejo y había tenido tiempo para que se originaran los grupos.

Y aquí aparecen los quásares. En primer lugar, los quásares son los objetos más distantes que conocemos. Incluso el más cercano se encuentra a unos 1000 millones de años luz de distancia y los más alejados pueden situarse hasta a 12 000 millones de años luz aproximadamente.

Los astrónomos han dado por supuesto que los quásares están esparcidos más o menos uniformemente en el firmamento porque se encuentran tan lejos que la luz sólo llega a la Tierra al cabo de miles de millones de años, de manera que observamos el Universo tal y como era en su juventud. Esto significa que apenas ha habido tiempo suficiente para que el Universo se volviera tan grumoso.

Pero Clowes y Campusano detectaron diez quásares formando una banda a través del cielo. Se sitúan a tanta distancia que es posible que, cuando se formaran, el Universo sólo contara con la tercera parte de su edad actual. La banda mide unos 650 millones de años luz de ancho, lo que la convierte en un 20% más ancha que la Gran Muralla y se formó bastante antes que ella. Además, investigaciones posteriores pueden mostrar que esta banda de quásares es incluso mayor de lo que pensamos. Existen, además, tres quásares lo bastante cerca como para pertenecer al grupo. Hasta ahora sólo se ha estudiado un tercio de esta parte del firmamento, así que hay bastantes probabilidades de que existan más quásares en la banda.

Por el momento, el estudio de las galaxias, en especial el nuevo hallazgo de la banda de quásares, ha trastornado por completo las teorías de los astrónomos sobre la formación de los grumos.

En general, los astrónomos pensaban que en el Universo existía mayor cúmulo de materia que el que se podía observar. Había «materia oscura» que ningún instrumento podía registrar, pero que era fuente de atracción gravitatoria. Esta atracción forzó al Universo a disponerse en grumos.

Hay dos tipos de materia oscura: fría (con poca energía) y caliente (con gran cantidad de energía). Los astrónomos no conocen la composición de la materia oscura. Sólo cuentan con suposiciones, pero no hay ninguna prueba.

De todas formas, en un Universo tan grumoso y en una etapa tan precoz en su desarrollo, la materia oscura, ya sea fría o caliente, no parece suficiente para justificarlo todo.

Hasta donde llegan mis conocimientos sólo existen dos salidas. Quizá la gran explosión se produjo mucho antes de lo que pensamos, con lo cual ha habido mucho más tiempo para que los quásares formen la banda.

La otra solución posible es que los acontecimientos inmediatamente posteriores a la gran explosión no sucedieran en la forma que los astrónomos creen que ocurrió, sino que siguieran algún otro proceso que aceleró la formación de grumos. (Si es así, desconocemos el procedimiento).

No obstante, los enigmas de este tipo siempre son fascinantes y los cosmólogos tienen ahora la oportunidad de pensar seriamente en el asunto y de proponer una serie de explicaciones que permitan una más fácil comprensión del Universo.

Fronteras II
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