Más pruebas de la culpabilidad de la GPU en la muerte de Sedov[795]

24 de agosto de 1938

Su excelencia:

Complementando mi declaración del 19 de julio, tengo el honor de agregar las siguientes consideraciones:

1. He consultado médicos competentes. Ninguno de ellos, naturalmente, se atrevería a contraponer, desde lejos su opinión a la de los altamente calificados especialistas franceses que hicieron la autopsia. Pero los médicos que he consultado concuerdan unánimemente en que el curso de la enfermedad y las causas de la muerte no fueron establecidas por la investigación con la necesaria amplitud que requerían las circunstancias extraordinarias de este caso.

2. El carácter incompleto de la investigación se confirma más claramente por la actitud del cirujano, el señor Thalheimer, quien rehusó dar explicaciones, apelando al «secreto profesional». La ley le confiere al médico este derecho; pero la ley no lo obliga a hacer uso de él. En este caso el médico debe haber tenido razones especiales para escudarse detrás del secreto profesional. ¿Cuál es la razón del señor Thalheimer? En el actual caso, no es, de ninguna manera, cuestión de salvaguardar los secretos del paciente o de sus familiares. Es entonces cuestión de salvaguardar el secreto del mismo médico. ¿En qué consiste este secreto? No tengo ninguna razón para sospechar acciones criminales por parte del señor Thalheimer. Pero es bastante evidente que si la muerte de Sedov hubiese resultado natural e inevitablemente de la naturaleza de su enfermedad, el cirujano no hubiese tenido ni el más mínimo interés o inclinación psicológica para negarse a dar las explicaciones necesarias. Escudándose detrás del secreto profesional el señor Thalheimer dice que hay circunstancias particulares en el curso de la enfermedad y en las causas de la muerte, en cuya clarificación no desea participar. Es imposible darle otra interpretación a la actitud del señor Thalheimer. Razonando de una manera puramente lógica, sólo podemos llegar a la conclusión, en las actuales circunstancias, de que el médico pudo invocar el secreto profesional en uno de estos tres casos:

a. Si estuviese interesado en ocultar su propio crimen.

b. Si estuviese interesado en ocultar su propia negligencia.

c. Si estuviese interesado en ocultar el crimen o la negligencia de sus colegas, colaboradores, etcétera.

El silencio demostrativo del señor Thalheimer debería haber indicado por sí mismo el curso de la investigación. Es necesario por todos los medios descubrir las circunstancias que motivaron al cirujano para escudarse detrás del «secreto profesional».

3. El testimonio del dueño de la clínica, señor Simkov, es oscuro, insuficiente y parcialmente contradictorio. ¿Sabía o no sabía quién era su paciente? Esta cuestión no está del todo clarificada. Sedov fue admitido en la clínica bajo el nombre «Martin, ingeniero francés». Pero en la clínica el doctor Simkov conversó con Sedov en ruso. Es precisamente gracias a esto que la enfermera Eismont, de acuerdo a sus propias palabras, supo que «Martin» era ruso o sabía ruso. Como lo señalan los documentos de la investigación, Sedov fue registrado bajo un nombre diferente por razones de seguridad. ¿Estaba el doctor Simkov enterado de estas razones? Si estaba, ¿por qué se dirigió al paciente en ruso en presencia de la enfermera Eismont? ¿Si fue por descuido, no reveló también el mismo descuido en otros aspectos?

4. De acuerdo a la información de la policía, el doctor Shirmunski, director de la clínica, era considerado un «simpatizante bolchevique». Ésta es una caracterización muy definitiva en nuestros días. Significa un amigo de la burocracia del Kremlin y de sus agentes. Shirmunski declaró que se había enterado de la verdadera identidad del paciente por la señora Molinier, sólo en el umbral de su muerte. Si hay que dar fe a estas palabras, deberíamos concluir que el señor Simkov, quien informó por teléfono con anticipación a Shirmunski del arribo del paciente, le ocultó a su colaborador más cercano la verdadera identidad del «ingeniero francés Martin». ¿Es posible esto? En presencia de la enfermera Eismont, Simkov, como ya se señaló, le habló al paciente en ruso. Shirmunski conoce la lengua rusa. ¿O Simkov tenía razones especiales para cuidarse de Shirmunski? ¿Qué razones precisamente?

5. Un «simpatizante bolchevique», es una caracterización definitiva. Aquí la investigación claramente se detiene a mitad del camino. Bajo las condiciones de la emigración rusa esta «simpatía» no permanece en nuestros días como platónica. Generalmente el «simpatizante» asume una actitud hostil con respecto a la emigración blanca. ¿De qué círculo provenían los clientes del señor Shirmunski? ¿Se relacionaba con círculos de la embajada soviética, de la representación comercial, etcétera? Si es así, no hay duda de que los agentes más importantes de la GPU están entre sus clientes.

6. Por alguna razón, no se dice nada en los documentos acerca de las simpatías políticas del dueño de la clínica, señor Simkov. Ésta es una grave omisión. La estrecha colaboración entre el señor Simkov y Shirmunski nos impulsa a suponer que el señor Simkov tampoco era hostil a los círculos soviéticos y posiblemente tenía conexiones con estas esferas.

7. El doctor Simkov contribuye al periódico médico Oeuvre Chirurgicale Franco-Russe. ¿Qué carácter tiene esta publicación? ¿Es el producto de un bloque de médicos franceses con el gobierno soviético o, al contrario, los emigrados blancos aparecen en nombre de la medicina rusa? Esta cuestión permanece totalmente sin clarificar. Además, no sólo la policía, sino aun los niños saben que bajo la cobertura de toda clase de organizaciones y publicaciones médicas, jurídicas, literarias, pacifistas, la GPU crea las bases de apoyo que le sirven, especialmente en Francia, para cometer crímenes con impunidad.

8. No podemos proceder sin haber mencionado una circunstancia excepcionalmente significativa. Me permito, su excelencia, pedirle una atención especial. Como es sabido, el señor Simkov tuvo este año la desgracia de perder a dos de sus hijos en un deslizamiento de tierra. Durante el tiempo en que aún permanecía desconocida la suerte de los muchachos, el señor Simkov declaró en una entrevista a la prensa francesa, que si sus hijos hubiesen sido raptados esto sólo podría haber sido hecho por los «trotskistas» en venganza por la muerte de Sedov. En ese momento me sorprendió por su monstruosidad. Debo decir francamente que tal suposición podría estar sólo en la mente de alguien cuya conciencia no estuviese del todo limpia, o de una persona mezclada en círculos políticos mortalmente hostiles para mí y Sedov, donde agentes de la GPU podían dirigir el pensamiento del infortunado padre hacia esta conjetura fantástica y repugnante. Pero si el señor Simkov mantiene relaciones amistosas con círculos que se ocupan de la exterminación física sistemática de «trotskistas», tampoco es difícil suponer que estas relaciones amistosas podrían, aun sin el conocimiento del señor Simkov, haber sido utilizadas para un crimen contra Sedov.

9. Con respecto al personal de la clínica, empezando por el señor Shirmunski, la investigación policial invariablemente repite la fórmula de «no participación» de estas personas en la vida política activa, aparentemente considerando que estas circunstancias los libera de la necesidad de una investigación más amplia. Este punto de vista es completamente falso. No es cuestión de una actividad política abierta sino de realizar las tareas más clandestinas y criminales de la GPU. Agentes de esta clase, como espías militares, naturalmente no se pueden comprometer participando en la agitación, etcétera. Al contrario, en interés de la conspiración, llevan una existencia extremadamente pacífica. Las monótonas referencias a la «no participación» de todas las personas interrogadas en la lucha política activa le atestiguaría al más ingenuo de los policías que detrás de esto se oculta el deseo de evitar una investigación más seria.

10. Pero, su excelencia, sin una seria, intensa y valerosa investigación, los crímenes de la GPU no pueden ser descubiertos. Para dar una idea aproximada de las costumbres y métodos de esta institución me veo obligado a citar la revista soviética Oktyabr [Octubre] del 3 de marzo de este año. El artículo es dedicado al juicio espectacular, que resultó en el fusilamiento del antiguo jefe de la GPU, Iagoda. «Cuando acostumbraba quedarse en su estudio», dice de Iagoda la revista soviética, «solo o con su sirviente Bulanov, se quitaba la máscara, se acercaba al rincón más oscuro de su cuarto y abría el cofre de sus tesoros. Venenos. Los contemplaba. Esta bestia en figura humana, admiraba los frascos a la luz, calculándolos para sus futuras víctimas». Iagoda fue quien organizó mi propia deportación, la de mi esposa y la de mi hijo; el Bulanov mencionado en la cita nos acompañó de Asia Central a Turquía como representante de las autoridades. No voy a entrar aquí en la discusión de si Iagoda y Bulanov eran culpables de los crímenes de los cuales se juzgó necesario acusarlos. Llamo la atención sobre la cita, simplemente para caracterizar, en las palabras de la publicación oficial, el ambiente, la atmósfera y los métodos de la agencia secreta de Stalin. El actual director de la GPU, Iezov, el abogado Vishinski, y sus agentes extranjeros no son, por supuesto, ni una pizca mejor que Iagoda y Bulanov.

11. Iagoda condujo a una de mis hijas a una muerte prematura, la otra, al suicidio. Encarceló a mis dos yernos[796], quienes luego desaparecieron sin dejar rastro. La GPU arrestó a mi hijo menor, Serguei, por el absurdo cargo de envenenar obreros, y luego él desapareció. Con sus persecuciones, la GPU condujo al suicidio a dos de mis secretarios, Glazman y Butov, quienes prefirieron la muerte a un testimonio ignominioso dictado por Iagoda[797]. Dos de mis otros secretarios rusos, Poznanski y Sermuks, desaparecieron en Siberia sin dejar rastro[798]. En España los agentes de la GPU arrestaron a mi antiguo secretario, el ciudadano checoslovaco Erwin Wolf, quien desapareció sin dejar rastro. Muy recientemente en Francia, la GPU raptó a otro de mis antiguos secretarios, Rudolf Klement. ¿Lo encontrará la policía francesa? ¿Se preocuparán en hacer algún esfuerzo por encontrarlo? Me permito dudarlo. La lista de víctimas arriba mencionada sólo cobija a la gente más cercana a mí. No hablo de los miles y decenas de miles que perecieron en la URSS a manos de la GPU por «trotskistas».

12. Entre los enemigos de la GPU y de sus víctimas señaladas, León Sedov estaba en primera fila conmigo. La GPU no le quitaba los ojos de encima. Por lo menos durante dos años, los bandidos de la GPU le siguieron la pista a Sedov como un juego. Estos hechos están establecidos irrefutablemente en relación con el caso del asesinato de I. Reiss. ¿Podemos suponer ni por un momento que la GPU perdió de vista a Sedov durante su estadía en la clínica y que pasó por alto esa ocasión excepcionalmente favorable? Las autoridades investigadoras no tienen derecho a tales suposiciones.

13. Su excelencia, no puede uno leer el informe de la policía firmado por Hauret y Boilet sin indignación. Respecto a la preparación de una serie de atentados contra la vida de Sedov, el informe declara: «Aparentemente, su actividad política era objeto de una observación lo suficientemente cercana por parte de sus adversarios». ¡Esta sola frase descubre completamente a la policía! Cuando se trata de la cuestión de preparar el asesinato de Sedov en Francia, la policía francesa habla de «observación suficientemente cercana» por parte de sus «adversarios» y agrega la palabra «aparentemente». ¡Su excelencia! La policía no quiere descubrir la verdad así como no quiso descubrirla en el robo de mis archivos, como no descubrieron nada en el caso del asesinato de I. Reiss, como no intentan descubrir nada sobre el asunto del secuestro de Rudolf Klement. En la policía francesa y en sus más altos mandos, la GPU tiene poderosos cómplices. Millones de rublos son gastados con el objeto de salvaguardar la impunidad de la mafia stalinista en Francia. A esto se le deben agregar consideraciones de naturaleza «patriótica» y «diplomática» que son utilizadas convenientemente por los asesinos al servicio de Stalin, quienes operan en París como en su propia casa. Es por esto que la investigación en el caso de la muerte de Sedov tiene un carácter ficticio.

L. Trotsky

Escritos , Tomo V
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