Diecisiete nuevas víctimas de la GPU[110]
20 de enero de 1937
1. Después de una serie de rumores sin confirmación, los despachos enviados hoy desde Moscú señalan que el día 23 de enero se iniciaría un proceso judicial contra diecisiete nuevas víctimas de la GPU. Esta noticia apareció públicamente el 19 de enero, es decir, cuatro días antes de la iniciación del juicio. Desconozco el texto de la acusación. Nuevamente se actúa con gran premura para sorprender a la opinión pública, impedir que los extranjeros indeseables asistan al juicio y, sobre todo, impedir que el principal acusado —que soy yo— tenga la oportunidad de desenmascarar el nuevo fraude antes de que sea demasiado tarde.
2. Los cuatro acusados nombrados por la prensa son viejos revolucionarios, miembros del Comité Central del Partido Comunista en la época de Lenin. Piatakov fue, durante no menos de doce años, el verdadero director de la industria soviética, se le acusa de sabotaje industrial. Radek fue el vocero más autorizado de la politiza exterior de la URSS. Se le acusa de organizar la intervención militar. Sokolnikov comandó un ejército durante la guerra civil, restableció las finanzas soviéticas durante la Nueva Política Económica[111], luego fue embajador en Londres. Se le acusa de agente de Hitler. Serebriakov fue uno de los fundadores del partido, secretario del Comité Central, comisario político del frente sur durante la guerra civil junto con Stalin. Se le acusa de traición. Se acusa a todo el Buró Político y a casi todo el Comité Central del periodo heroico de la revolución (exceptuando a Stalin) de agentes de la restauración del capitalismo. ¿Quién lo creerá?
3. Piatakov y Serebriakov adhirieron a mis posiciones políticas de 1923 a 1927 y estaban muy cercanos a mí. Lo propio ocurrió con Radek en 1926-27. Durante un breve periodo Sokolnikov mantuvo vínculos con el grupo de oposición dirigido por Zinoviev, Kamenev y Krupskaia, la viuda de Lenin. Los cuatro se desvincularon de la Oposición en 1927-28. La separación fue total y definitiva. Los acusé públicamente de renegados políticos. Todos se hicieron eco de las calumnias oficiales. En 1932 mi hijo, quien a la sazón estudiaba en Berlín, se encontró con Piatakov en Unter den Linden [Berlín], pero Piatakov le volvió la espalda. Mi hijo le susurró al oído la palabra «traidor». Este minúsculo episodio caracteriza las relaciones entre los capituladores y los trotskistas. En la URSS, dentro de las cárceles de la GPU, conforman dos bloques irreconciliables. Hasta ahora la GPU ha operado exclusivamente con los capituladores, a quienes maneja a voluntad, arrancándoles las confesiones que necesita.
4. El día 15 de setiembre dirigí una carta al gobierno noruego: «El gobierno soviético no considera oportuno exigir mi extradición… Ya se ha ‘establecido’… la existencia de una conspiración terrorista… ¿Por qué se niegan a presentar las pruebas de mi culpabilidad… ante los tribunales noruegos?… Les bastaría un solo golpe para eliminar las dudas que sustenta todo el mundo civilizado respecto del juicio… Pero no lo hacen. ¿Por qué?… Porque estamos ante un fraude deliberado y cínico, que no resistiría el menor roce con una critica independiente». [«Carta al Sr. Puntervold», Escritos 35-36].
5. En la misma carta, que fue confiscada por el gobierno noruego, decía: «Visto en el espejo de la opinión mundial, el juicio de Moscú ha sido un estruendoso fracasó… Los ‘jefes’ no pueden permitir que el asunto termine así, sin pena ni gloria. Así como el miserable fracaso del juicio por el asesinato de Kirov (enero de 1935) obligó a la GPU a montar el segundo proceso… ahora no les queda otra alternativa que la de descubrir nuevos ‘intentos de asesinato’, nuevas ‘conspiraciones’, etcétera». Necesitan el nuevo proceso para tratar de corregir las contradicciones, los escandalosos anacronismos y los absurdos del proceso de los dieciséis en agosto pasado.
6. Para armarse mejor en vista del nuevo proceso, la GPU organizó el robo nocturno de mis archivos en París[112].
Este hecho, difundido por toda la prensa francesa, merece una atención especial. El 10 de octubre pasado envié una carta a mi hijo, residente en París, que logró burlar la vigilancia de la policía noruega. Allí le recomendé que pusiera mis papeles bajo custodia de alguna institución científica, porque mis archivos constituyen mi principal defensa frente a las falsificaciones y calumnias [véase «La seguridad de los archivos» en Escritos 35-36]. Pero apenas mi hijo hubo entregado una parte de los papeles a la oficina francesa del Instituto Holandés de Historia Social en la noche del 7 de noviembre los agentes de la GPU penetraron en el Instituto, violaron el depósito de seguridad y se llevaron ochenta y cinco kilogramos de papeles, sin tocar el dinero, ni otros objetos y papeles que había ahí. Es muy probable que los documentos robados sirvan como base para los fraudes y falsificaciones del nuevo proceso. Considero necesario señalar por adelantado que poseo copias de todas las cartas y documentos robados.
7. En la misma carta al gobierno noruego señalé por adelantado otro de los objetivos del juicio. Desde 1928 las cárceles y lugares de exilio están pobladas por centenares de trotskistas auténticos, enemigos implacables de la burocracia. Es imposible implicarlos en el asesinato de Kirov, asesinado en 1934. Es imposible implicarlos en el sabotaje industrial, dado que están marginados de la vida económica y ni siquiera tienen qué comer. En el juicio de los dieciséis se estableció que la época del terrorismo se remonta a 1932. Es posible que, de acuerdo con las nuevas confesiones arrancadas por la GPU a los acusados, las actividades criminales se remonten al período 1923-27, lo cual les permitiría exterminar a los auténticos cuadros de la Oposición.
8. El «hombre de la calle» está confundido por las confesiones de los acusados, quienes aparecen como empeñosos auxiliares de la GPU. Pocas personas pueden imaginar las horrorosas torturas morales y semifísicas que sufren los acusados durante meses, inclusive durante años.
9. Tiene razón Federico Adler, secretario de la Segunda Internacional y adversario político mío, cuando compara los procesos de Moscú con los juicios por brujería de la Inquisición Medieval. Todas las mujeres acusadas de brujería se arrepentían sinceramente de sus relaciones pecaminosas con el diablo. La GPU quiebra el sistema nervioso, aplasta la voluntad y pisotea la dignidad humana de los acusados hasta arrancarles las confesiones elaboradas previamente por los propios organizadores del fraude. Estoy preparando un trabajo donde revelo la técnica de las «confesiones voluntarias» que constituyen la base de la justicia stalinista. Al mismo tiempo mostraré cómo las confesiones se derrumban al menor contacto con los hechos, documentos, pruebas, la cronología y la lógica.
10. Una parte de este trabajo crítico ya está realizada. Quien quiera comprender el nuevo proceso debe leer algunas de las siguientes obras: Livre rouge sur les proces de Moscou (en francés) de mi hijo León Sedov: The Moscow Trial-The Greatest Frame-up in History (en inglés) de Max Shachtman.
11. Las acusaciones dirigidas sucesivamente contra mi persona —todas ellas fraudulentas— han acompañado los virajes diplomáticos del gobierno soviético. Tengo a mano el Pravda del 8 de marzo de 1929, donde se me acusa de agente del imperialismo británico. El Pravda del 2 de julio de 1932 utiliza «documentos» groseramente falsificados para acusarme de aliado de Pilsudski[113]. A fines de julio de 1933 arribé a Francia: la prensa de Moscú y de la Internacional Comunista afirmó que el objeto de mi viaje era ayudar a Daladier, primer ministro francés, a preparar una intervención militar contra la Unión Soviética. Por último, en el actual período, soy aliado de Hitler y agente de la Gestapo.
La GPU confía en la credulidad, ignorancia y mala memoria de las personas. ¡Mal cálculo! He salido de mi encierro noruego. ¡Desafío a los organizadores del fraude! No dudo de que el gobierno mexicano, que me ha brindado tanta hospitalidad, no me impedirá presentar la verdad sobre los monstruosos fraudes de la GPU ante la opinión pública mundial.
Durante el desarrollo del proceso estaré a disposición de toda la prensa honesta e imparcial.
León Trotsky