Por el traslado a Nueva York[198]
9 de marzo de 1937
Estimado camarada Cannon:
Por fin llegó su carta trayéndome noticias, buenas noticias, suyas. Lamentablemente, usted no dice nada sobre su estado de salud, ¿Ha mejorado hasta el punto de permitirle el traslado a Nueva York? Soy muy consciente de la importancia de su trabajo en California, pero creo, como usted, que su puesto está ahora en Nueva York. No hablaré de cuestiones norteamericanas porque conozco muy poco de la situación real, etcétera, pero desde el punto de vista de la indagación a realizarse en fecha próxima, considero que su presencia en Nueva York y su participación directa en el trabajo reviste la mayor importancia.
Le adjunto un breve artículo sobre las intrigas de Fenner Brockway. Éstos son los medios que brindan los stalinistas a los Norman Thomas para darles la posibilidad de retirarse de la investigación. ¡Sería infantil de nuestra parte abrigar ilusiones respecto de la firmeza de semejantes compañeros de ruta! En cuestiones de justicia un liberal suele ser más firme que un socialdemócrata. Estoy convencido de que sólo una línea sumamente firme e intransigente (aplicada con todo el tacto necesario, por supuesto, por supuesto, por supuesto) impedirá que Norman Thomas siga los pasos de Fenner Brockway.
Usted dice que es posible que su grupo sea expulsado del Partido Socialista en el próximo congreso. A priori no puedo darle una opinión definitiva al respecto, pero pienso que nada podemos ganar con la adaptación. Entiendo que Norman Thomas, a diferencia de León Blum en una ocasión similar, quiere discutir el problema a nivel principista y no estatutario formal. Considero que los principios no se pueden soslayar, que usted debe aceptar esta discusión y llevarla a cabo con la mayor energía.
Dada la proximidad de la indagación, la ruptura con Norman Thomas resultaría desagradable y perjudicial. Pero estamos ante una situación determinada por factores políticos generales: es imposible modificarla con medios artificiales[199].
Estoy dedicando todo mi tiempo al libro sobre los juicios de Moscú. Ni siquiera puedo leer la prensa diaria, lo hago sólo por excepción. Espero que en seis semanas más habré terminado esta tarea tan fastidiosa.
Natalia y yo disfrutamos por adelantado su visita con Rose. Por favor, escríbame sobre su estado de salud y sus planes de retorno a Nueva York. ¿Puede enviarnos una fotografía suya y de Rose?
Con mis mejores saludos,
L. Trotsky
P. D. Los últimos acontecimientos, reflejados en las cartas que Wolfe y yo enviamos a Novack (adjunto copias) me intranquilizan muchísimo. Considero que su presencia en Nueva York es absolutamente necesaria. ¿Qué piensa usted?
L. D.