LLENAR
Mientras se vacía la casa de Vilaverd, el piso de Barcelona se llena de detalles de Vilaverd, no solo el cuarto de la plancha, sino también el recibidor, donde mamá ha colgado una herradura con un montón de ganchos para poner las llaves que hizo el abuelo, o la cocina, donde ahora están las cazuelas de cobre de la abuela, que sirven de fruteros en la mesa de desayunar.
Yo me he llevado a mi cuarto el reloj de cuco estropeado y papá me ha prometido que me lo colgará encima de la mesa del ordenador, mientras que el abuelo dice que cuando tenga aquí todas las herramientas intentará arreglarlo.