MEDIEVAL
Cuando la abuela se ha despertado le he preguntado cómo me quitaron, mamá y ella, la o del nombre. Aún estaba echada en la cama. Me ha cogido la mano y me ha dicho que fue mamá con un diccionario.
—Tu madre dijo que tu nombre era medieval, que era como Joan pero en la Edad Media, y tu padre lo dio por bueno.
—¡Medieval!
—Sí. A tu padre le dices que algo es medieval y lo tienes en el bote, ya lo sabes. Él y las cosas antiguas.
La abuela dice que no con la cabeza, pero sonríe, con los ojos mirando hacia atrás, quizá recordando a mamá y el diccionario que utilizó para que yo pudiera llamarme igual que el abuelo, pero sin reloj.
Cuando llega papá, corro a recibirlo:
—¿Por qué no me habías dicho nunca que mi nombre es medieval?
—Creía que ya lo sabías.
Papá hace cosas así. Como dice mamá, separa tanto la familia del trabajo que cuando trabaja no se acuerda de nosotros y cuando está en casa ni piensa en la universidad. Y eso que, como él repite siempre, su trabajo lo apasiona.
—Si quieres, esta noche te cuento algo del rey Arturo.
—¡Sí, por favor!