SALCHICHÓN
Mamá y la abuela han preparado la bandeja de embutidos y quesos entre las dos, muy juntitas, en un rincón de la encimera. Iban colocando las lonchas poco a poco y con mucho cuidado, mientras papá cortaba las rebanadas de pan y untaba el tomate con la prisa de un hambre multiplicada por tres. El abuelo y yo hemos puesto la mesa en silencio.
—¡Buen provecho, familia!
Papá sigue estando de todos los colores y coge una loncha de salchichón bien oscura y redonda que en sus manos tiene muy buena pinta.
—Jan, ¿hoy no quieres salchichón?
—Es que ya ha comido para merendar, ¿verdad, hijo?
Y yo solo veo agujeros negros en el centro de la bandeja. Y papá se come unos cuantos.