LA PIEZA
El almendro de Moisès. Hay un almendro en la pieza de los abuelos que desde aquel día es de Moisès, porque allí se echó una siesta que hasta roncaba. Pero primero tuve que contarle lo que era una pieza.
—¿Cómo que una pieza? ¿Una pieza de qué?
—Pues de cultivos, como un huerto.
—Pero ¡si tus abuelos viven en el centro del pueblo, en una placita de cemento!
—La pieza que te digo yo está a media hora de camino, a las afueras de Vilaverd.
—Entonces, ¿también son campesinos?
—No, las tierras eran de mis bisabuelos, que sí eran campesinos y vivían de cultivar almendros, avellanos, manzanos y melocotoneros. La abuela es modista y el abuelo ya sabes a qué se dedica, ¿no?
—¡No me lo recuerdes!
—Ahora en la pieza solo quedan unos cuantos almendros, una higuera, patatas, tomateras y lechugas, y los abuelos vienen para distraerse y estirar las piernas, dicen.
—¡Pues qué ganas, aquí el sol quema! —dijo cerrando los ojos, deslumbrado y ya medio adormilado, mientras se acercaba a la sombra del que sería su almendro.
Mientras Moisès dormía, el abuelo y yo fuimos repasando árbol por árbol la historia de la familia.
—¿Y tu sauce llorón, abuelo? ¿Dónde estaba exactamente?
—En la placita.
—¿En la placita? Pero ¡si es de cemento!
—El cemento llegó después del sauce llorón. Un día te lo contaré.