ALGO
Un día mis padres fueron a verme a mi cuarto mientras hacía los deberes y me miraron con cara de estar a punto de decirme algo importante. Se sentaron en la cama.
—Ven, siéntate aquí en medio, Jan, hijo.
—Tu padre y yo tenemos que contarte algo.
—Algo bueno.
No parecía que fuera nada bueno, por las caras que ponían.
—El abuelo Joan y la abuela Caterina van a venir a vivir con nosotros a partir del mes que viene.
Esperé a ver si sonreían, pero nada. Para mí era una buena noticia, digna como mínimo de un «¡Viva!» y un abrazo. Los abuelos en casa con nosotros, como en vacaciones pero al revés.
—¿Puedo ponerme contento?
—Pues claro, hijo.
—¿Y vosotros por qué no estáis contentos?
—Aún tenemos que hacernos a la idea del cambio —contestó papá cogiendo a mamá muy fuerte de la mano.
Cuando se fueron, acabé los deberes de inglés con una letra que no era del todo mía, las aes y las oes se me habían desinflado.