MENUDO SILENCIO
Mamá llega tan contenta como por la mañana. Sigue siendo la reina Ginebra. Abre la puerta del recibidor y casi nos despeina. Me agarro fuerte al cuaderno.
—¡Menudo silencio!
Los abuelos me señalan.
—Ah, ¿aún estás haciendo los deberes?
Digo que sí con la cabeza. Creo que tengo que seguir mudo, que la abuela me lo pide desde detrás del libro. Entonces las clonecitas se encierran en la cocina y el abuelo se concentra tanto en el periódico que se vuelve del color gris de las noticias.