Rebecca contó la experiencia vivida con su madre el viernes, 19 de diciembre de 2008. Así consta en mi cuaderno de campo. Habían transcurrido veinte días desde el fallecimiento de Lina, su madre. Y Rebecca preguntó:
—¿Qué opinas?
Le dije lo que pensaba:
—Tu madre sigue viva. Más viva que nunca. Quizá se encuentre en MAT-1…
Y le proporcioné una breve explicación sobre los mundos MAT[31].
Rebecca permaneció en silencio, observándome. Finalmente comentó:
—Me cuesta trabajo aceptar una cosa así…
Intervine de inmediato…
—Solicita una prueba.
—¿Una prueba?
—Es sencillo. Si tu madre está viva, como pienso, te lo hará saber…
—¿Así, tan fácil?
Sonreí.
—No pierdes nada. Pídele una señal…
Ahí terminó la conversación.
Al día siguiente, 20 de diciembre, volvimos a vernos. Rebecca estaba emocionada. Esa noche había tenido otra ensoñación…
—En el sueño —explicó— me encontraba de nuevo en Saint Croix, frente a la casa de mi madre… Yo sabía que mi madre estaba muerta y que mi padre se encontraba en Puerto Rico, en un asunto de papeles… Entré en la casa y, de pronto, me vi en otro lugar… No sé cómo, pero supe que era un «lugar espiritual»… Había una especie de mostrador y, detrás, una mujer vestida de blanco… Tenía el cabello corto y rojizo… La piel era trigueña… Entraba y salía gente… Entonces me acerqué y pregunté: «¿Lina está aquí?…». La mujer respondió afirmativamente… Debía esperar… Entonces apareció mi madre… La acompañaban otras dos mujeres, a las que no conocía… Se quedaron quietas, a cierta distancia… Parecía feliz… Sonreía… «Estoy bien», me dijo… No debía preocuparme. Quise abrazarla pero la mujer del mostrador lo impidió: «No toques a nadie», exclamó… Entonces llegaron otras personas… Una de ellas pasó por delante, muy cerca, y no pude resistir la tentación… Alargué la mano, disimuladamente, y quise tocarla… No fue posible… Mi mano se hundió en su brazo… ¡No era sólido!… ¡Lo traspasé!… En eso, la del pelo color cobre alzó la voz y me amonestó: «¡Te he dicho que no toques a nadie!»… «Me tengo que ir», dijo Lina, y desapareció… Entonces desperté.
Según Rebecca, en el sueño todos vestían de blanco.
Mi amiga tomó la ensoñación como la respuesta a su petición.
Yo también me sentí feliz…