La protagonista de la presente historia es una popular actriz y cantante mexicana. No desea revelar su nombre. La llamaré Leonor.
Entre los casos de «resucitados», éste, sin duda, ha sido el que más ha llamado la atención de Blanca, mi esposa. Al oírlo comentó: «Entonces era cierto… En el cielo se trabaja».
Blanca fue testigo de la conversación con Leonor en el Distrito Federal mexicano. La entrevista se registró el 28 de noviembre del año 2000.
En síntesis, éste fue el relato de la actriz:
Tuve un sueño…
En él vi a mi abuelo materno, fallecido tiempo atrás…
Nos hallábamos en un campo muy verde…
Todo era paz…
El cielo era azul, pero no era el azul que conocemos…
Mi abuelo estaba al otro lado de una alambrada…
Quedé desconcertado, pero no la interrumpí. ¿Desde cuándo hay alambradas en el cielo?
El abuelo me llamó —prosiguió Leonor— y me acerqué…
Lo encontré jovencísimo… Aparentaba treinta o cuarenta años… Se veía en forma…
Sonrió con picardía, como si supiera lo que pensaba…
Estoy segura de que leía los pensamientos…
Y exclamó:
—Niña, estoy bien… Estoy muy bien… No temas…
Le dije que no tenía temor y señalé la alambrada. No entendía el porqué de la misma…
Él replicó, sin perder la sonrisa:
—Teatro, niña… Puro teatro…
—¿Teatro?
—Teatro para vosotros, los que continuáis con vida…
No comprendí y seguí preguntando sobre otros asuntos que me interesaban…
Yo sí creí entender el significado de las palabras del abuelo de Leonor. Lo sospechaba hacía mucho…
—Pero tú, abuelo, estás muerto… ¿Qué haces aquí, en un sueño?…
—¿Te parezco muerto?… Los sueños no son un capricho de la naturaleza…
—¿Es esto el cielo?…
—No exactamente…
—¿Y a qué te dedicas?…
—Trabajo…
—¿En el cielo se trabaja?…
Se volvió hacia un edificio de cristal que se levantaba en la lejanía, lo señaló con la mano, y preguntó:
—¿Ves ese edificio?…
Dije que sí…
—Pues es un hotel y es mío…