Sale el sol

Pauline y yo estábamos charlando en la cocina cuando salió el sol. Ella fregaba los platos y yo los secaba. Yo estaba secando una sartén y ella fregaba las tazas de café.

—Hoy me siento un poco mejor —dijo Pauline.

—Bien —dije yo.

—¿Cómo he dormido esta noche?

—Como un tronco.

—He tenido una pesadilla. Espero no haberte despertado.

—No.

—Lo de ayer me afectó mucho. No sé. No esperaba que las cosas acabaran así, pero ya no hay vuelta de hoja, y supongo que no podemos hacer nada.

—Tienes razón —dije—. Sólo tomarnos las cosas tal como vienen.

Pauline se volvió hacia mí y dijo:

—Supongo que el funeral será...