Un amor, un viento
Hicimos el amor larga y lentamente. Se levantó un viento y los cristales temblaron un poco, pues la ventana de azúcar quedó frágilmente entreabierta por el viento.
Me gustaba el cuerpo de Pauline, y ella dijo que también le gustaba el mío, y no se nos ocurría nada que decir.
El viento paró de repente y Pauline dijo:
—¿Qué es eso?
—Es el viento.