Más Whisky
enHERVOR tendría unos cincuenta años, imagino, y había nacido y se había criado en yoMUERTE. Recuerdo haber estado sentado sobre sus rodillas de niño, y que me había contado historias. Sabía algunas bastante buenas... y Margaret estaba allí.
Luego se volvió malo. Eso pasó hace un par de años. Siempre se enfadaba por cosas sin importancia y se iba solo al criadero de truchas de yoMUERTE.
Comenzó a pasar mucho tiempo en la Olvidería, y Charley le preguntaba a qué se dedicaba, y enHERVOR le decía:
—Ah, nada. Sólo estoy allí solo.
—¿Y qué cosas encuentras cuando cavas por allí?
—Ah, nada —mentía enHERVOR.
Se distanció mucho de la gente y luego comenzó a hablar de una manera extraña, arrastrando las sílabas, y se movía de una manera espasmódica, tenía mal genio, y por las noches pasaba muchas horas en el criadero de truchas, y a veces se reía en voz alta y oías esa enorme carcajada que era ahora su manera de reír resonando por habitaciones y pasillos, y dentro del mismísimo cambio de yoMUERTE: la manera indescriptible en que cambia y que tanto nos gusta, que tanto nos va.