Buen jamón
Nos despertamos más o menos una hora antes del amanecer y desayunamos. Cuando el sol asomara por el horizonte de nuestro mundo, la oscuridad proseguiría y aquel día no habría sol. Nuestras voces se extinguirían. Si dejabas caer algo, no hacía ningún ruido. Los ríos discurrirían en silencio.
—Hoy nos espera un largo día —dijo Pauline mientras se ponía el vestido, colocándoselo por el cuello largo y terso.
Tomamos huevos con jamón, patatas fritas y tostadas. Pauline preparó el desayuno y yo me ofrecí a ayudarla.
—¿Puedo hacer algo? —pregunté.
—No —contestó ella—. Lo tengo todo controlado, pero gracias por ofrecerte.
—No hay de qué.
Desayunamos todos juntos, incluido el hermano de Margaret. Se sentó al lado de Charley.
—Este jamón es bueno —dijo Fred.
—Más tarde celebraremos el funeral —dijo Charley—. Todo el mundo sabe lo que tiene que hacer y se puede escribir una nota si surge algo fuera de lo normal. Nos quedan unos momentos de sonido.
—Mmmmm..., buen jamón —dijo Fred.