1948

En realidad, mi mujer y yo quisimos tomarnos unas verdaderas vacaciones por primera vez. Siendo pensionistas modestos, teníamos que ser cicateros, aunque el marco del Reich no valiera casi nada. Sin embargo, como nunca habíamos sido fumadores —todo se conseguía entonces sólo con cupones—, podíamos defendernos con el mercado negro y hasta ahorrar un poquito.

De manera que nos fuimos hasta arriba, a Allgäu. Pero no hizo más que llover. Sobre eso escribió mi mujer más tarde, y sobre todo lo que nos ocurrió en la montaña y lo que pasó además, una verdadera poesía rimada, y además en dialecto auténtico de Renania, porque los dos somos de Bonn. La poesía decía así:

Tres días y noches, y venga a yover.

Ni cielo, ni monte, ni estreyas que ver…

Pero entonces empezaron a cuchichear en la pensión y en todas partes sobre el dinero nuevo, que por fin iba a venir, hasta que dijeron: ¡En dos días lo tenemos aquí!

Ni son vacaciones ni Dios que lo vea.

Pa colmo de males yegó la monea…

escribió poéticamente mi mujer. Entonces, rápidamente y en previsión, me corté el pelo con el peluquero del pueblo, más corto que de costumbre, pagándole en marcos del Reich. Mi mujer se tiñó de castaño el pelo y —costase lo que costase— se hizo una permanente nueva. Luego, sin embargo, tuvimos que hacer las maletas. ¡Se acabaron las vacaciones! Pero los trenes a todas partes, y especialmente a Renania, iban abarrotados, casi como en aquellos viajes para acaparar víveres, porque todo el mundo quería irse a casa rápidamente, y Anneliese hizo sus rimas:

El tren estaba lleno a reventar.

Y todos, por la moneda, locos de atar…

Y por eso, apenas llegamos a Bonn, fuimos corriendo a la caja de ahorros y sacamos el poquito que había aún, porque el domingo siguiente, exactamente el 20 de junio, empezaría el cambio. Primero hubo que hacer cola. Y eso lloviendo. Por todas partes, no sólo en Allgäu, llovía a mares. Estuvimos allí tres horas, de larga que era la cola. Cada uno recibió cuarenta marcos y, un mes más tarde, otros veinte, pero no marcos del Reich sino marcos alemanes, porque lo del Reich se había acabado de todas formas. Se suponía que era algo justo, pero no lo era. Desde luego no para los pequeños pensionistas. Porque lo que nos encontramos al día siguiente era para tener mareos. De repente, como por arte de birlibirloque, todos los escaparates estaban repletos. Salchichas, jamón, radios, zapatos normales, no de suela de madera, y trajes —¡de estambre!— de todas las tallas. Naturalmente, todo género acaparado. Nada más que estafadores que habían guardado sus existencias hasta que llegara el dinero bueno. Luego se dijo que eso teníamos que agradecérselo a Erhard, con su enorme puro. Sin embargo, fueron los yanquis los que imprimieron a escondidas el nuevo dinero. Y cuidaron también de que sólo hubiera marcos alemanes en la llamada «Trizona» y no en la zona soviética. Por eso los rusos imprimieron allí sus propios marcos y cerraron todos los caminos hacia Berlín, por lo que vino lo del Puente Aéreo y dividieron también nuestra Alemania en lo monetario. Pero el dinero escaseó pronto. Para los pensionistas modestos, de todas formas. Por lo que Anneliese escribió:

Así que no nos dieron nuestro cupo.

Vivir sin fondos nunca nadie supo…

No es de extrañar que, en nuestra asociación local, el camarada Hermann echara pestes: «¿Por qué hay de pronto tantas cosas? Porque la economía privada no sirve para cubrir la demanda, sino para hacer beneficios…». Tenía razón, aunque luego las cosas fueran un poquito mejor. Pero para los pensionistas modestos siempre hubo escasez. Desde luego, podíamos quedarnos ante los escaparates llenos y asombrarnos, pero nada más. Realmente bueno sólo era que, por fin, había fruta y legumbres frescas, cerezas, a cincuenta pfennig la libra, y coliflor a sesenta y cinco la pieza. Sin embargo, teníamos que tener cuidado.

Por suerte, mi mujer envió su poesía, «La huida de Allgäu» a un concurso del Kölnische Rundschau. Había que escribir sobre «Mis vacaciones más hermosas». Qué quieren que les diga: le dieron el segundo premio. Veinte marcos nuevos en mano. Y por la publicación en el Rundschau, otros diez. Los metimos en la caja de ahorros. En general, ahorrábamos en todo lo que podíamos. Sin embargo, en todos estos años eso no ha bastado para un viaje de vacaciones. Fuimos, como entonces se decía, «damnificados por la moneda».

Mi siglo
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
info.xhtml
dedicatoria.xhtml
Section0000.xhtml
Section0001.xhtml
Section0002.xhtml
Section0003.xhtml
Section0004.xhtml
Section0005.xhtml
Section0006.xhtml
Section0007.xhtml
Section0008.xhtml
Section0009.xhtml
Section0010.xhtml
Section0011.xhtml
Section0012.xhtml
Section0013.xhtml
Section0014.xhtml
Section0015.xhtml
Section0016.xhtml
Section0017.xhtml
Section0018.xhtml
Section0019.xhtml
Section0020.xhtml
Section0021.xhtml
Section0022.xhtml
Section0023.xhtml
Section0024.xhtml
Section0025.xhtml
Section0026.xhtml
Section0027.xhtml
Section0028.xhtml
Section0029.xhtml
Section0030.xhtml
Section0031.xhtml
Section0032.xhtml
Section0033.xhtml
Section0034.xhtml
Section0035.xhtml
Section0036.xhtml
Section0037.xhtml
Section0038.xhtml
Section0039.xhtml
Section0040.xhtml
Section0041.xhtml
Section0042.xhtml
Section0043.xhtml
Section0044.xhtml
Section0045.xhtml
Section0046.xhtml
Section0047.xhtml
Section0048.xhtml
Section0049.xhtml
Section0050.xhtml
Section0051.xhtml
Section0052.xhtml
Section0053.xhtml
Section0054.xhtml
Section0055.xhtml
Section0056.xhtml
Section0057.xhtml
Section0058.xhtml
Section0059.xhtml
Section0060.xhtml
Section0061.xhtml
Section0062.xhtml
Section0063.xhtml
Section0064.xhtml
Section0065.xhtml
Section0066.xhtml
Section0067.xhtml
Section0068.xhtml
Section0069.xhtml
Section0070.xhtml
Section0071.xhtml
Section0072.xhtml
Section0073.xhtml
Section0074.xhtml
Section0075.xhtml
Section0076.xhtml
Section0077.xhtml
Section0078.xhtml
Section0079.xhtml
Section0080.xhtml
Section0081.xhtml
Section0082.xhtml
Section0083.xhtml
Section0084.xhtml
Section0085.xhtml
Section0086.xhtml
Section0087.xhtml
Section0088.xhtml
Section0089.xhtml
Section0090.xhtml
Section0091.xhtml
Section0092.xhtml
Section0093.xhtml
Section0094.xhtml
Section0095.xhtml
Section0096.xhtml
Section0097.xhtml
Section0098.xhtml
Section0099.xhtml
autor.xhtml