Agradecimientos

Aunque el trabajo del escritor es solitario, afortunadamente yo he contado con la compañía, el cariño, el apoyo y la ayuda de mucha gente antes, durante y después de escribir esta novela.

En primer lugar, quiero darle las gracias a Luis, mi marido, por tantas y tantas cosas que no me atrevo a enumerarlas, pues corro el riesgo de resultar empalagosa. Sin embargo, no me resisto a agradecerle expresamente todas las tardes de sábado que se ha llevado a los niños para que yo pudiera escribir en inusual silencio.

Agradezco a mi padre y mi amiga Gracia sus lecturas críticas del manuscrito cuando aún quedaba tanto por hacer. Y en especial a mi hermano Luis, que también es escritor —mucho mejor que yo— y comprende a la perfección las emociones de cada proceso. Los puntos de vista, los consejos y las aportaciones de todos ellos me han sido tremendamente útiles para salir de mi ensimismamiento de autora y mejorar mi trabajo. También doy las gracias a mi madre, por el mero hecho de ser mi madre.

En el plano técnico, he tenido la gran fortuna de contar con el inestimable asesoramiento en neurología del doctor José Carlos Bustos, eminente neurocirujano —además de amigo—, quien me ha facilitado utilísimas referencias sobre el estado cataléptico inducido con drogas.

En el plano literario, agradezco a David Trías el haber confiado en mí y en mi obra y haberme ofrecido la gran oportunidad de entrar a formar parte de la familia de Plaza & Janés. Y a Emilia Lope, mi editora, que ha trabajado codo con codo conmigo para terminar de dar forma a esta historia. Emilia, eres una persona fantástica con la que da gusto trabajar, y, como decía Humphrey Bogart en la escena final de Casablanca, presiento que éste es el comienzo de una hermosa amistad.

Por supuesto, no puedo olvidarme de Cristina Castro. Querida Cristina, eres mi psicoterapeuta en momentos de crisis de autoestima, mi consejera y guía literaria y, más que la madrina, el hada madrina de mis libros. Hace ya tres años que nos conocemos y te has convertido en mucho más que en mi editora de Círculo de Lectores.

A todos vosotros: gracias, gracias, gracias.