Un detalle que llama la atención

No disponía de muchas piezas del rompecabezas: Georg von Bergheim había viajado de París a Estrasburgo, allí había requisado la colección Bauer y luego había regresado a la capital, donde había permanecido hasta marzo de 1943. Pero al tratar de unirlas, aparecían las primeras preguntas: ¿buscaba Von Bergheim El Astrólogo en la colección Bauer?, ¿lo encontró?, ¿por qué regresó a París? Según el doctor Arnoux, el inventario de la colección Bauer no incluía ningún cuadro de Giorgione. Aquello podría deberse bien a que efectivamente los Bauer nunca tuvieron dicho cuadro, a que lo tuvieron pero como había sido reclamado directamente por Hitler, Von Bergheim no lo incluyó en el inventario o, si echaba a volar la imaginación, tal vez los Bauer pusieran el cuadro a buen recaudo antes de que los nazis les confiscaran la colección. Hipótesis aparte, lo único que tenía claro es que debía averiguar algo más sobre los Bauer y su colección.

Aprovechando que volvería a ver al doctor Arnoux para que me diese la copia del informe sobre el ERR, intenté sacar partido de sus conocimientos una vez más.

—He pensado que si la hija de Alfred Bauer sigue viva, tal vez pueda darme información sobre la visita de Von Bergheim a Estrasburgo. Siempre y cuando en 1942 no fuera una niña demasiado pequeña como para acordarse de nada… —insinué frente a la máquina de vending mientras hacía malabarismos con los dedos para sujetar un café demasiado caliente.

Me había ofrecido a invitarlo a tomar algo en agradecimiento por su colaboración, pero como tenía que dar una clase en veinte minutos, la invitación se redujo a un cutre café de máquina de vending del Departamento de Historia de la Sorbona. Es imposible sentirse generoso metiendo unos céntimos por una ranura y ofreciendo un vasito de plástico al agasajado; así, es imposible tener la conciencia tranquila.

—No recuerdo exactamente su fecha de nacimiento —admitió él, después de quemarse los labios con su café—. Pero tendría unos veinte años por entonces… Con mucha suerte, puede que siga viva… Lo único que llegué a averiguar es que no figura en las listas de deportados, mientras que el resto de la familia sí.

—¿Crees que escaparía o eso sólo ocurre en las películas?

El doctor Arnoux sonrió.

—Quizá pudo haber escapado, ¿por qué no? Pero no lo sé… —Se encogió de hombros y suspiró—. Siento no ser de mucha ayuda. No cuento con demasiada información, la verdad. En realidad, di con la colección Bauer por casualidad, cuando estaba investigando otra, la de Heinrich Metz, un judío austríaco afincado en París. La familia Metz fue deportada y la colección confiscada en 1942. Hace un par de años, una sobrina de Heinrich Metz, hija de su hermano, acudió a la fundación para que lleváramos su caso. Me topé con la colección Bauer porque las mujeres de Heinrich Metz y Alfred Bauer eran hermanas. Averigüé que ni una sola de las obras de Bauer había sido reclamada hasta la fecha… Eso no es habitual.

—Entonces, lo más probable es que la hija de los Bauer haya muerto porque, de lo contrario, la habría reclamado. Ella o algún descendiente.

—Sí, eso es lo más lógico. Pero te sorprenderías. En el caso de los propietarios, la mayoría de los que sobrevivieron reclamó lo suyo en su momento. Sin embargo los herederos… Muchos no saben ni que lo son, ni siquiera de qué. Buena parte de los judíos que vivían en Francia durante la guerra huyeron a Estados Unidos. No es extraño que se dé el siguiente caso: un buen día un descendiente viaja a Europa, ve un cuadro en la galería Belvedere de Viena y dice: ¡Anda!, ¡si es como el de la foto de la casa del abuelo! Y resulta que es el mismo de la casa del abuelo, ilegítimamente sustraído por los nazis y vendido o cedido a cualquier museo después. —El doctor Arnoux apuró el café, arrugó el vasito y lo tiró a la papelera—. No sé si seguir la pista de Sarah Bauer te servirá de mucho, la verdad. Aunque no la mataran los nazis, el tiempo ya no juega a tu favor: noventa años son muchos años para esperar que siga viva. Lo que sí te puedo decir es que hay un detalle en todo este asunto que llama la atención…

—¿Cuál? —pregunté con verdadero interés.

—Tu comandante Von Bergheim, una vez más. Es muy extraño que él firmara el inventario Bauer.

—Bueno, Bruno Lohse decía que colaboraba en el inventario y catalogación de obras.

—Sí, pero ésa no es la cuestión. La cuestión es que el Einsatzstab Reichsleiter Rosenberg fue un organismo constituido para actuar en los territorios ocupados. Un miembro del ERR no debería actuar en Estrasburgo porque, entre 1940 y 1944, la ciudad no era territorio ocupado, sino anexionado al Tercer Reich: formaba parte de Alemania. En el territorio alemán el proceso de apropiación de bienes artísticos seguía otros caminos, no se canalizaba a través del ERR. No tiene sentido que mandaran a Von Bergheim a requisar e inventariar la colección Bauer porque estaba fuera de su competencia… Al menos, en teoría.

No, no estaba fuera de su competencia si Von Bergheim creía que los Bauer tenían El Astrólogo. La verdad, me hubiera gustado compartir aquella idea con el doctor Arnoux. En cualquier caso, todo parecía apuntar a que Von Bergheim, los Bauer y El Astrólogo estaban de algún modo relacionados.