2

Odiaba dormir en su lugar de trabajo. En Chicago tenía un apartamento a cinco calles. Habitualmente se iba a casa a las dos o tres de la mañana, y tenía las tardes libres; entonces la clientela raleaba y Sadie podía arreglarse. Iba de compras al centro, disfrutaba del sol y las flores en Jackson Park, visitaba uno de los museos construidos después de la Exposición Colombina, o viajaba en tranvía a la campiña, quizá con alguna de las chicas, a veces sola, pero siempre como una dama.

Bajo el fulgor de las lámparas de gas, la cenicienta acera estaba desierta como la luna. Aunque caminaba con paso ligero, sus pisadas le resonaban en los oídos. Dos hombres salieron del callejón, dos sombras hasta que se le acercaron.

Sofocó un jadeo. Sintió un escalofrío. El de la derecha era una mole maloliente, con la barba crecida. El de la izquierda era casi un niño. No tenía color en la cara salvo el reflejo de los faroles, amarillo como pus, y cada tanto soltaba una risita tonta.

—Hola, Srta. Ross —dijo el grandote con voz ronca—. Bonita noche, ¿eh?

Tonta, se dijo, tonta, debí tener cuidado, debí contratar a un guardaespaldas, pero no, no quise hacerlo, tenía que ahorrar cada céntimo para comprar más años de libertad… Con una fuerza de voluntad que ya era un antiguo hábito, mató el miedo. No podía permitírselo.

—No os conozco —dijo—. Dejadme en paz.

—Oh, nosotros la conocemos. El señor Santoni la señaló en la calle cuando pasaba. Nos pidió que tuviéramos una pequeña charla con usted.

—Marchaos o llamaré a la policía.

El chico protestó.

—¡Calla, Lew! —dijo el grandote—. Te impacientas demasiado. —Y a ella—: No sea así, Srta. Ross. Sólo queremos charlar un rato. Venga, calladita.

—Hablaré con tu jefe, el señor Santoni. Hablaré con él de nuevo si insiste. —Un modo de comprar tiempo—. Hoy mismo, sí.

—Oh, no. No tan pronto. Él dice que ha sido poco razonable.

—Él quiere añadir mi local a su cadena, quiere terminar con todos los establecimientos independientes de la ciudad, tenemos que obedecer su voluntad y pagarle tributo. ¡Cristo, antes de que sea demasiado tarde, mándanos un hombre con una escopeta recortada!

Ya era demasiado tarde para ella.

—Quiere que Lew y yo charlemos primero con usted. No puede perder más tiempo discutiendo, ¿entiende? Ahora venga calladita y estará bien, Lew, guarda esa maldita navaja.

Trató de correr. Un largo brazo la detuvo. La aferraron con eficacia: si se resistía se dislocaría el hombro. A la vuelta de la esquina aguardaba un cabriolé con su cochero. Poco después llegaron a un edificio.

El grandote tuvo que frenar al chico varias veces. Luego le pasaba una esponja, le hablaba con calma, le daba un cigarrillo y empezaban de nuevo. Valiéndose de experiencias pasadas, evitó daños que serían permanentes incluso para ella. De hecho, el cabriolé la dejó frente a la casa de un médico.

Los del hospital se sorprendieron de la rapidez de su curación y la falta de marcas. Aunque no la interrogaron, entendieron de qué se trataba y no les sorprendió que fuera dócil, gentil y risueña. Bien, un cuerpo tan extraordinario debía de generar una personalidad igualmente flexible.

Carlotta Ross redujo sus pérdidas, vendió lo que pudo y se perdió de vista. Nunca había oído hablar del rival que luego liquidó a Santoni. Rara vez se molestaba en vengarse. Al final el tiempo se encargaba de eso. Se contentaba con empezar de nuevo en otra parte, advertida de antemano.

La nave de un millón de años
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
info.xhtml
contraportada.xhtml
presentacion.xhtml
agradecimientos.xhtml
intro.xhtml
capitulo1.xhtml
Section0001.xhtml
Section0002.xhtml
Section0003.xhtml
Section0004.xhtml
Section0005.xhtml
Section0006.xhtml
Section0007.xhtml
Section0008.xhtml
capitulo2.xhtml
capitulo3.xhtml
Section0010.xhtml
Section0011.xhtml
Section0012.xhtml
capitulo4.xhtml
Section0013.xhtml
Section0014.xhtml
Section0015.xhtml
Section0016.xhtml
Section0017.xhtml
Section0018.xhtml
Section0019.xhtml
Section0020.xhtml
Section0021.xhtml
Section0022.xhtml
Section0023.xhtml
Section0024.xhtml
Section0025.xhtml
Section0026.xhtml
Section0027.xhtml
Section0028.xhtml
capitulo5.xhtml
Section0029.xhtml
Section0030.xhtml
capitulo6.xhtml
capitulo7.xhtml
Section0031.xhtml
Section0032.xhtml
Section0033.xhtml
Section0034.xhtml
Section0035.xhtml
capitulo8.xhtml
capitulo9.xhtml
capitulo10.xhtml
Section0036.xhtml
Section0037.xhtml
Section0038.xhtml
Section0039.xhtml
Section0040.xhtml
capitulo11.xhtml
capitulo12.xhtml
Section0041.xhtml
Section0042.xhtml
capitulo13.xhtml
capitulo14.xhtml
Section0043.xhtml
Section0044.xhtml
Section0045.xhtml
Section0046.xhtml
Section0047.xhtml
Section0048.xhtml
Section0049.xhtml
Section0050.xhtml
capitulo15.xhtml
Section0051.xhtml
Section0052.xhtml
Section0053.xhtml
Section0054.xhtml
Section0055.xhtml
capitulo16.xhtml
capitulo17.xhtml
capitulo18.xhtml
Section0056.xhtml
Section0057.xhtml
Section0058.xhtml
Section0059.xhtml
Section0060.xhtml
Section0061.xhtml
Section0062.xhtml
Section0063.xhtml
Section0064.xhtml
Section0065.xhtml
Section0066.xhtml
Section0068.xhtml
Section0069.xhtml
Section0070.xhtml
Section0071.xhtml
capitulo19.xhtml
Section0072.xhtml
Section0073.xhtml
Section0074.xhtml
Section0075.xhtml
Section0076.xhtml
Section0077.xhtml
Section0078.xhtml
Section0079.xhtml
Section0080.xhtml
Section0081.xhtml
Section0082.xhtml
Section0083.xhtml
Section0084.xhtml
Section0085.xhtml
Section0086.xhtml
Section0087.xhtml
Section0088.xhtml
Section0089.xhtml
Section0090.xhtml
Section0091.xhtml
Section0092.xhtml
025b.xhtml
Section0093.xhtml
Section0094.xhtml
Section0095.xhtml
Section0096.xhtml
Section0097.xhtml
Section0098.xhtml
Section0099.xhtml
Section0100.xhtml
Section0101.xhtml
Section0102.xhtml
Section0103.xhtml
Section0104.xhtml
cronologia.xhtml
glosario.xhtml
autor.xhtml
notas.xhtml