SE ACABA EL DÍA...
I
SE acaba el día y desciende la frescura...
Bebe el calor de mi mano,
mi mano tiene la misma sangre que la primavera.
Toma mi mano, toma mi brazo blanco,
toma el deseo de mis frágiles hombros...
Sería tan maravilloso, tan extraño sentir,
una sola noche, una noche como esta,
el peso de tu cabeza contra mi pecho.
II
Arrojaste la rosa roja de tu amor
en mi blanco seno;
aprieto en mis ardientes manos
la rosa roja de tu amor, la rosa que pronto se marchita...
¡Oh soberano de fríos ojos!
acepto la corona que me tiendes,
es tan pesada que la cabeza se me inclina sobre el corazón...
III
Hoy he visto a mi dueño por vez primera;
temblorosa, en seguida lo he reconocido.
Ahora ya siento su pesada mano sobre mi brazo ligero...
¿Dónde está mi risa clara de doncella,
mi libertad de mujer de erguida cabeza?
Ahora ya siento la presión de sus brazos
en tomo de mi cuerpo estremecido,
y oigo el duro sonido de la realidad
contra mis sueños rosas, rosas...
IV
Buscabas una flor
y hallaste un fruto.
Buscabas una fuente
y hallaste un mar.
Buscabas una mujer
y hallaste un alma:
estás desencantado.