NOCHE DE INVIERNO
HA caído nieve. Pasada medianoche abandonas borracho de purpúreo vino el círculo oscuro de los hombres, la llama roja de su hogar. ¡Oh las tinieblas!
Negro hielo. La tierra es dura, el aire sabe amargo. Tus estrellas se cierran en malos signos.
Con pies petrificados marchas pesadamente sobre el terraplén desorbitados los ojos, como un soldado que se lanza al asalto de un baluarte. ¡Avantñ
¡Amarga nieve, amarga luna!
Un lobo rojo que un ángel estrangula. Tus piernas estriden como hielo azul y una sonrisa impregnada de dolor y orgullo ha petrificado tu rostro y tu frente palidece por la voluptuosidad del hielo;
o se inclina silenciosa sobre un guardián que el sueño ha derrumbado en su garita de madera.
Hielo y humo. Blanca camisa de fuego sideral te quema los sufridos hombros y los buitres de Dios destrozan tu corazón de metal.
Oh colina de piedra. Manso y olvidado se derrite el cuerpo frío en nieve de plata.
Negro es el sueño. El oído sigue largamente los caminos de la estrella por el hielo.
Cuando despertaste repicaban las campanas en el pueblo. Nacía plateado por la puerta de oriente el día rosáceo.