EL VALLE DEL CERDO NEGRO1
LENTO cae el rocío y los sueños se amontonan: desconocidas lanzas
tiemblan de súbito ante mis ojos rescatados del sueño,
y entonces el fragor de jinetes descabalgados y los gritos
de ignotos ejércitos agonizantes golpean en mis oídos.
Quienes aún trabajamos junto al crónlech en la playa,
junto al túmulo gris en la colina, cuando el día se hunde ahogado de rocío,
cansados de los imperios del mundo, ante ti nos inclinamos
señor de las estrellas silenciosas y de la puerta de fuego.