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Cuando Robert salió de su habitación al escuchar los pasos de Katie en el pasillo pensó que la había sorprendido. Ella le traía un juego de toallas limpias, y en el momento en que él apareció se detuvo en seco, levantó una mano y apartó sus ojos como si se hubiera puesto delante de un coche que venía hacia ella y se resignara a ser atropellada.
—No era mi intención asustarte —dijo él. Robert fue hacia ella rápidamente y tomó las toallas—. He sido inoportuno…
Ella bajó el brazo. Sus ojos estaban abiertos de par en par. La mirada petrificada y su boca ligeramente abierta hicieron que él se preocupara.
—¿Estás bien? —dijo.
Ella se froto los ojos, presionó sus palmas contra las mejillas y exhaló.
—Sí.
—¿Qué ha sucedido?
La agarró del codo con su mano libre.
—Un destello de luz. He visto un destello de luz que se me acercaba. Uno grande.
—¿Como un faro de grande?
—Tan grande como la puesta de sol. Como una explosión galáctica.
Robert la guió hacia la única silla de su habitación, que estaba situada al lado de un escritorio frente a una estrecha ventana que iba desde el suelo hasta el techo. La luz caía a raudales sobre su rostro, pero ella parecía no notarlo. Él se permitió mirar con detenimiento su cicatriz y no pudo explicar qué le hizo querer tocarla.
—¿Quieres que avise a un médico o a alguien?
—No. Estoy bien. Ya ha pasado.
—¿Te había sucedido antes?
—Nunca. Me ha recordado los focos giratorios que solían alumbrar la feria de verano. ¿Te acuerdas de aquellos desafíos?
—¿Quedarse cerca de ellos y mirar sin pestañear cuando cruzaban por tu cara? Sí, me acuerdo. Hacía mucho que no pensaba en eso.
—¿Lo consiguió alguien alguna vez? —preguntó ella—. ¿Sin pestañear?
—Tú lo conseguiste una vez, ¿no te acuerdas?
Ella cambió de postura en la silla y bajó los ojos. Robert pensó que fue confusión lo que vio cruzando sus rasgos.
—No —dijo ella después de una larga pausa.
Él intentó aliviar su inquietud.
—Tal vez fui yo el que lo hizo.
—Tal vez ahí fue donde empecé a quedarme ciega.
Ella le ofreció media sonrisa. Robert no lo encontró nada gracioso.