Éste fue el último reconocimiento de falibilidad de Stalin, y la última vez que se dirigió a su pueblo como jefe del gobierno. (Resulta interesante destacar que en su discurso Stalin sólo diera crédito al pueblo ruso, y no a ninguna otra nacionalidad del Imperio soviético.) Pocos meses después, Stalin volvió a su cargo de secretario general del Partido Comunista como base de su autoridad; y volvió a dirigirse al pueblo soviético con la habitual apelación comunista de «camaradas», dando al Partido Comunista todo el crédito por la victoria soviética.
En otro importante discurso, el 9 de febrero de 1946, Stalin estableció los órdenes de marcha para el período de posguerra:
Ahora, la victoria significa, ante todo, que nuestro sistema social soviético ha ganado; que el sistema social soviético ha pasado la prueba de fuego de la guerra y ha probado su completa vitalidad [...]. El sistema social soviético ha demostrado ser más capaz de vivir y ser más estable que un sistema social no soviético [...]. El sistema social soviético es una forma mejor de organización de la sociedad que ningún sistema social no soviético