9. Sonidos silenciosos
Hay personas que no oyen sonidos tan agudos como el chirriar de los grillos o el chillido de los murciélagos. Estas personas no son sordas, su órgano del oído funciona normalmente, pero no pueden oír los tonos muy elevados. Tyndall aseguraba que algunas personas no oyen ni el canto del gorrión.
En general, nuestro oído no percibe ni mucho menos todas las vibraciones que se producen a nuestro alrededor. Si un cuerpo realiza menos de 16 vibraciones por segundo no oímos el sonido. Si el número de vibraciones es mayor de 15-22 mil por segundo, tampoco oímos el sonido. El límite superior de la percepción de los tonos varía según las personas; para los ancianos desciende hasta 6 mil vibraciones por segundo. Por esto ocurre el fenómeno tan extraño de que un tono alto y estridente que una persona oye perfectamente, para otra no existe en absoluto.
Muchos insectos (por ejemplo, el mosquito, el grillo) emiten sonidos cuyos tonos responden a 20 mil vibraciones por segundo; estos tonos existen para unos oídos, pero para otros no. Las personas insensibles a los tonos elevados disfrutan de un silencio absoluto donde otras oyen un verdadero caos de sonidos estridentes. Tyndall narra cómo en una ocasión observó un caso de éstos mientras paseaba en Suiza con un amigo: "Los prados que había a ambos lados de la carretera estaban llenos de insectos que, para mi oído, inundaban el aire con sus chirridos agudos, pero mi amigo no oía nada de esto; la música de los insectos quedaba fuera de los límites de su oído".
El chillido del murciélago es toda una octava más bajo que el chirriar de los insectos, es decir, las vibraciones del aire que produce son dos veces menos frecuentes. Pero hay personas para las cuales el límite de percepción del sonido se encuentra todavía más bajo y, por lo tanto, los murciélagos son para ellas seres mudos.
Por el contrario, los perros, como pudo comprobarse en el laboratorio del académico Pavlov, perciben sonidos cuyo número de vibraciones alcanza hasta 38 mil por segundo, pero esto ya entra en el campo de las vibraciones "supersónicas" o ultrasonoras.