4. ¿Cómo se imanta el acero?
Antes de contestar a esta pregunta, que los lectores suelen hacer con frecuencia, hay que dejar bien sentada la diferencia que existe entre un imán y una barra de acero sin imantar. Cada uno de los átomos de hierro que entran en la composición del acero -esté o no imanado -, se puede representar como un imán pequeñísimo.

Figura 92. Distribución de las limaduras de hierro en un cartón puesto sobre los polos de un imán (de una fotografía).
En el acero sin imantar estos imancitos atómicos se encuentran en desorden, por lo que la acción de cada uno de ellos es anulada por la de otro situado a la inversa (Figura 93, A). En el imán, por el contrario, todos los imanes elementales están ordenados, todos los polos de un mismo nombre están dirigidos en la misma dirección, como muestra la Figura 93, B.
¿Qué ocurre con un trozo de acero cuando se frota con un imán? La atracción del imán hace que todos los imanes elementales de la barra de acero giren y se coloquen de forma que todos los polos del mismo nombre se orienten en la misma dirección.

Figura 93. A, disposición de los imanes elementales en una barra no imanada; B, ídem en el acero imanado; C, acción del polo del imán sobre los imanes elementales del acero que se imanta.
La Figura 93. C muestra gráficamente como se realiza lo que acabamos de decir. Los imanes elementales vuelven sus polos sur hacia el polo norte del imán y después, a medida que éste se va desplazando, se sitúan siguiendo la dirección de su movimiento, con los polos sur vueltos hacia el centro de la barra.
Ahora se comprende con facilidad lo que hay que hacer con el imán para imantar una barra de acero. Hay que acercar uno de los polos del imán a un extremo de la barra y, apretándolo contra ella, pasarlo a lo largo hasta llegar al otro extremo. Este es uno de los procedimientos más simples y más antiguos de imantar, pero sirve únicamente para obtener imanes débiles de pequeñas dimensiones. Los imanes potentes se construyen aprovechando las propiedades de la corriente eléctrica.
Últimamente se ha conseguido crear aleaciones que poseen propiedades magnéticas decenas y hasta centenares de veces más intensas que las de los imanes naturales.