16. Los colores en el fondo de las aguas
El biólogo norteamericano Beebe describe de una forma muy pintoresca la variación de las tonalidades de la luz debajo del agua:
"Nos sumergimos en el agua en la batisfera y el paso repentino del mundo amarillo-dorado al verde fue algo inesperado. Una vez que la espuma y las burbujas desaparecieron de las ventanas, nos inundó la luz verde; nuestros rostros, los balones, hasta las paredes ennegrecidas parecían teñidas por ella. Sin embargo, desde la cubierta parecía que nos íbamos a hundir en el ultramarino oscuro.
Lo primero que sienten los ojos en cuanto comienza la inmersión es la falta de los rayos templados[8] del espectro (es decir, los rojos y anaranjados).
Parece que el rojo y el anaranjado son colores que no existieron nunca. Los tonos amarillos tampoco tardaron en ser absorbidos por los verdes. Aunque los alegres rayos templados forman solamente una pequeña parte del espectro visible, cuando a la profundidad de 30 metros y pico desaparecen, no queda más que el frío, las tinieblas y la muerte.
A medida que descendíamos fueron desapareciendo poco a poco las tonalidades verdes; a 60 metros de profundidad ya era imposible decir si el agua era verde-azulada o azul-verdosa.
A 180 metros todo parecía estar teñido de una luz azul densa brillante. Esta luz alumbraba tan poco que con ella no se podía leer ni escribir.
Cuando estábamos a 300 metros de profundidad intenté determinar si el color del agua era negro-azulado o gris-azulado oscuro. Es extraño que cuando desaparece el color azul no le sigue el violeta, es decir, el último del espectro visible. Por lo visto es absorbido antes de esto. Los últimos indicios del azul pasan a un color gris indefinido y éste, a su vez, al negro. A partir de este nivel queda vencido el Sol y eliminados los colores para siempre, hasta que llegue aquí el hombre y penetre con su rayo eléctrico lo que durante millares de millones de años fue completamente negro".
Este mismo investigador escribe lo siguiente sobre la oscuridad que existe en las grandes profundidades:
"A 750 metros de profundidad las tinieblas parecen más negras que lo que se puede imaginar, pero ahora (.a cerca de 1 000 metros) parecen más negras que lo negro. Todas las noches que nos queden por vivir en el mundo de arriba parecerán crepúsculos hasta cierto grado. Nunca más podré emplear la palabra "negro" completamente convencido".