6. Preparaciones transparentes
¿Son justos los razonamientos físicos que sirven de base a esta novela? Indudablemente. Todo objeto transparente sumergido en un medio también transparente se hace invisible en cuanto la diferencia entre sus respectivos índices de refracción es menor de 0,05. Diez años después de haber sido escrita la novela "El hombre invisible" el profesor de anatomía alemán V. Spalteholz realizó su idea, aunque no en organismos vivos, sino en preparaciones muertas. Estas preparaciones transparentes de partes del cuerpo y hasta de animales enteros se pueden ver ahora en muchos museos.
El procedimiento para hacer las preparaciones transparentes elaborado (en 1911) por el profesor Spalteholz consiste en esencia en lo siguiente: el objeto a preparar se somete primeramente a un tratamiento especial - decoloración y lavado - y después se impregna en salicilato de metilo (que es un líquido incoloro con índice de refracción grande). Las preparaciones de ratas, peces, partes del cuerpo humano u otras semejantes, hechas por este procedimiento, se sumergen en un recipiente lleno de este mismo líquido.
En este caso no se tiende a conseguir una transparencia absoluta, puesto que entonces las preparaciones serían totalmente invisibles e inútiles para los anatomistas. Pero sí esto fuera necesario se podría conseguir.
Claro está que desde esto hasta la realización de la utopía de Wells, sobre el hombre vivo transparente hasta el extremo de ser completamente invisible, queda mucho camino por recorrer. Decimos esto, porque todavía hace falta; primero, hallar el procedimiento de impregnar con el líquido decolorante los tejidos del organismo vivo, sin alterar sus funciones, y segundo, porque las preparaciones del profesor Spalteholz son transparentes, pero no invisibles; los tejidos de estas preparaciones pueden ser invisibles mientras se encuentren sumergidas en recipientes con líquidos de la refrangibilidad correspondiente. Serán invisibles en el aire cuando su índice de refracción sea igual al de éste, pero hasta ahora no sabemos cómo conseguirlo.
Pero supongamos que con el tiempo se logra lo uno y lo otro y, por lo tanto, se consigue realizar el sueño del novelista inglés.
En la novela todo ha sido previsto y pensado por el novelista con tanta meticulosidad, que involuntariamente nos dejamos llevar por la persuasión de los acontecimientos que en ella se narran. Parece que el hombre invisible debe ser realmente el más poderoso de los mortales.
Pero esto no es así.
Existe un pequeño inconveniente del que se olvidó Wells. Se trata de la cuestión siguiente: