19. Viaje al centro de la tierra
Hasta ahora nadie ha penetrado en la Tierra a una profundidad mayor de 3,3 km. El radio de la Tierra tiene 6.400 km. Hasta el centro de la Tierra queda aún mucho camino que recorrer. Pero la inventiva de Julio Verne hizo penetrar profundamente en las entrañas de la Tierra a dos de sus héroes, el extravagante profesor Lidenbrock y su sobrino Axel. En la novela "Viaje al centro de la Tierra" se describen las extraordinarias aventuras de estos viajeros subterráneos. Entre otras cosas inesperadas con que se encontraron debajo de tierra figura el aumento de la densidad del aire. A medida que aumenta la altura el aire se va enrareciendo con bastante rapidez. Cuando la altura aumenta en progresión aritmética, la densidad disminuye en progresión geométrica. Por el contrario, cuando se desciende más abajo del nivel del mar, el aire sometido a la presión de las capas superiores debe hacerse cada vez más denso. Los viajeros subterráneos tenían que notar esto forzosamente. A continuación reproducimos una conversación entre el tío-científico y su sobrino a 12 leguas (48 km) bajo tierra.
- ¿Qué marca el manómetro? - preguntó el tío.
- Una presión muy grande.
- Ahora comprenderás que bajando poco a poco nos vamos acostumbrando al aire denso y no sentimos molestias.
- ¿Y el dolor de oídos?
- ¡Tonterías!
- Está bien - dije yo, decidido a no contradecir a mi tío -.
El estar rodeado de aire denso resulta incluso agradable. ¿Se ha dado usted cuenta de lo fuerte que se oyen los sonidos?
- Claro. En esta atmósfera hasta los sordos podrían oír. - Pero el aire se irá haciendo cada vez más denso. ¿No alcanzará al fin una densidad como la del agua?
- Naturalmente. Cuando la presión sea de 770 atmósferas.
- ¿Y cuando la profundidad sea mayor?
- La densidad también será mayor.
- ¿Cómo vamos a descender entonces?
- Nos llenaremos los bolsillos de piedras.
- Ah, tío, usted siempre encuentra respuesta.
No volví a meterme en averiguaciones, porque si no podía pensar cualquier otra dificultad que irritaría a mi tío. Sin embargo, me parecía claro que a una presión de varios miles de atmósferas el aire puede pasar al estado sólido. En estas condiciones, aun suponiendo que pudiéramos soportar esta presión, tendríamos que detenernos. Aquí todas las discusiones serían inútiles.