9. ¿Para qué sirven los tubos de vidrio de las lámparas?
Pocos son los que conocen el largo camino que tuvieron que recorrer los tubos de vidrio de las lámparas hasta llegar a adquirir la forma que ahora tienen. Durante muchos millares de años el hombre se alumbró con llama abierta. Fue necesario el genio de Leonardo de Vinci (1452-1519) para realizar el importante perfeccionamiento de las lámparas que supone el empleo de los tubos. Pero el tubo con que Leonardo rodeó la llama no era de vidrio, sino de metal. Tuvieron que pasar tres siglos más hasta que fue concebida la idea de sustituir el tubo metálico por un cilindro transparente de vidrio. El vidrio de las lámparas es, pues, un invento en el que tomaron parte decenas de generaciones.
Pero, ¿para qué sirve este tubo?
Lo más probable es que no todo el mundo pueda dar una respuesta acertada a esta pregunta tan natural. Porque la protección de la llama contra el viento no es más que una función secundaria del tubo. Su objetivo fundamental es aumentar el brillo de la llama acelerando la combustión. El papel de los tubos de las lámparas es análogo al de las chimeneas de las fábricas o de los hornos, es decir, intensificar el flujo de aire que llega a la llama o, como se suele decir, el "tiro".
Analicemos esto. La llama calienta la columna de aire que hay dentro del tubo mucho más de prisa que el aire que se halla alrededor de la lámpara. Este aire, una vez calentado, se hace más ligero y, de acuerdo con el principio de Arquímedes, es empujado hacia arriba por el aire, más frío y pesado, que entra por abajo a través de los orificios del mechero. De esta forma se mantiene una corriente continua de aire, que va de abajo hacia arriba, que arrastra los residuos de la combustión y trae aire fresco. Cuanto más largo sea el tubo, tanto mayor será la diferencia de peso entre el aire caliente y el frío, más intensa será la corriente de aire fresco y, por consiguiente, la combustión será más rápida. Por esta misma razón se hacen tan altas las chimeneas de las fábricas.
Leonardo de Vinci comprendió perfectamente este fenómeno. Entre sus manuscritos hay una nota que dice: "Cuando se produce fuego se forma a su alrededor una corriente de aire que lo mantiene e intensifica".