W. C. Fields, el genio olvidado
Una de las características dominantes en el cine de los treinta fue la aparición cinematográfica de los cómicos excéntricos. Algunos de ellos ya habían triunfado en la escena, como los hermanos Marx tratados más adelante. Otros tuvieron menos fortuna, el trío The Three Stooges compuesto por Moe Howard, Larry Fine y Joe DeRita, contratados por la Columbia, eran completamente insoportables con su humor mongólico. Rara vez les hemos visto en nuestras carteleras: "Blancanieves y los tres vagabundos" (Snow White and the Three Stooges, 1961) de Walter Lang y una aparición especial al lado del clan Sinatra en "Cuatro tíos de Texas" (Four for Texas, 1963) de Robert Aldrich, ambas en sus postreros años, pero ya rodaban películas en los treinta, como un oscuro film de la Metro titulado "Meet the Baron" (1934).
Otro tanto podemos decir de los tres hermanos Ritz, de quienes resulta muy dificil encontrar referencias ya que siempre trabajaban en películas de quinta categoría. En su filmografía existe no obstante alguna excepción, "Los tres mos quiteros" (The Three Musketeers, 1939) de Allan Dwan, versión musical de la novela de Auguste Maquet (y el firmante Alejandro Dumas) con Don Ameche en el papel de D'Artagnan, corriendo los tres hermanos con los papeles de Athos, Porthos y Aramis. En el mismo año aparecieron en "The Gorilla" (1939), con el mismo director, y la colaboración oportuna de Bela Lugosi.
Al no haberlos visto más que en breves planos en antologías televisivas no puedo opinar sobre los mismos, pero mi amigo Pierre Gires nos da una opinión distinta del célebre trío: "Nosotros hemos visto casi todas las películas de los hermanos Ritz, ellos desencadenaban tempestades de risas () Si ellos nunca igualaron la locura de los hermanos Marx, los Ritz fueron al menos excelentes servidores de la risa, dominio en el que los grandes nombres se cuentan con los dedos de la mano desde hace algunos años."
El mayor error que cometen los comicuchos de escaso talento es el de confundir comicidad con estupidez, creando personajes idiotizados. Se equivocan completamente, un auténtico cómico nunca debe hacer el idiota, debe sorprender al público como hizo Buster Keaton en los veinte y W. C. Fields en los treinta.
Apuesto cualquier cosa que muchos lectores se preguntarán quien diablos fue W. C. Fields, ya que desgraciadamente los cinéfilos españoles hemos tenido escasas oportunidades de disfrutar con sus películas. Incluso puede que muchos ni siquiera hayan visto ni una sola secuencia de tan original intérprete.
William Claude Dukenfield nació el día 10 de noviembre de 1879 en Filadelfia (Pensilvania), falleciendo en Pasadena (California) el 25 de diciembre de 1946. Sus padres se llamaban James Dukenfield y Kate Felson, con las que W. C. vive una infancia muy pobre y frustrante, razón por la cual abandonará su hogar en 1890, trabajando en diversos oficios para subsistir hasta que por fin debutó en el mundo de la farándula, ferias y circos ambulantes como malabarista.
A partir de 1898 era conocido como W. C. Fields, The Distinguished Comedian, triunfando en el mundo del vodevil hasta entrar en las célebres Ziegfield Follies (1915-1921). En 1922 trabajó en los George White's Scandals. Con los hermanos Marx coincidió en sus años de vodevil errante, humor con el cual tiene más de un punto de contacto. Debutó en el cine mudo, pero su comicidad se desarrolló plenamente en el sonoro gracias a un timbre de voz nasal, un sarcasmo osado, corrosivo y demoledor que puso en solfa la sociedad de su tiempo.
"Pool Sharks" (1915) de E. Middleton; "His Lordship's Dilemma" (1915) de E. Middleton fueron dos cortos en los que el orondo cómico se dio a conocer al público, pero no cuajó demasiado en el ambiente cinematográfico ya que tardó nueve años en volver a rodar: "La independencia americana" (Janice Meredith, 1925) de E. Mason Hopper y "Sally la del circo" (Sally of the Sawdust, 1925) de David Wark Griffith entre otras.
Ya en el sonoro protagoniza diversos cortos antológicos "The Golf Specialist" (1930) de Monte Brice; "The Dentist" (1932) de Leslie Pierce o "The Pharmacist" (1933) de Arthur Ripley donde Fields dio plena muestra de su talento. Cortos vistos en recientes antologías televisivas, fueron el redescubrimiento de un cómico que está increíblemente olvidado porque su ironía resulta completamente actual, moderna, vanguardista. Sus frases eran célebres: "Aquella mujer me llevó a la bebida no sabe cuánto se lo agradezco!". Pero ninguna frase resultó más célebre que aquella que pronunció en las puertas de la muerte, víctima de su alcoholismo: "He bebido a la salud de tanta gente que he terminado por perder la mía".
Autor de los guiones de sus films, los firmaba con seudónimos estrambóticos como Kane Jeeves, Otis Griblecoblis y Charles Bogle.
En títulos como "A todo gas" (Million Dollar Legs, 1932) de Eddie Cline; "Hotel Internacional" (Internacional House, 1932) de Edward Sutherland; "The Band Dick" (1940) de Eddie Cline; "Mi pequeño gorrión" (My Little Chickadee, 1940) de Eddie Cline; "El pelele no tiene suerte" (Never Give a Sucker an Ever Break, 1941) de Eddie Cline; hasta "Noche sin estrellas" (Sensations of 1945) de Andrew Stone, su última aparición en las pantallas, W. C. Fields se burlaba de la sociedad americana con una peculiar socarronería siempre afilando con un sarcasmo perverso. Hemos de destacar que su realizador habitual, Eddie Cline, se había distinguido como codirector de los cortometrajes de Buster Keaton en sus años de esplendor. Resulta paradójico que en un episodio de "Seis destinos" (Tales of Manhattan, 1942) de Julien Duvivier, en donde W. C. Fields fue emparejado con Margaret Dumont (la encantadora matrona de los hermanos Marx), el propio Keaton intervino de forma anónima en el guión, un clásico del humor que en su día fue suprimido del metraje definitivo por su excesiva comicidad y que en las actuales versiones en video ha podido recuperarse.
Pero por desgracia la mayoría de esta dilatada carrera apenas es asequible al público español, misterios de la programación televisiva han convertido en invisibles auténticas joyas del humor. En cambio, en su país natal, el cine de este gran cómico de nariz redonda goza de gran número de admiradores y muchos cinéfilos le prefieren a Groucho Marx, su gran rival en las pantallas, pero como en el caso de la supuesta rivalidad entre Buster Keaton — Charles Chaplin considero la polémica ridícula. En su estilo, tanto Groucho como W. C. eran dos genios del absurdo, de la trasgresión y del vitriolo. Un humor que no dejaba títere con cabeza, que despreciaba las convenciones más tradicionales puestas en evidencia con total descaro.
En 1940 el cómico de la voz nasal publicó una recopilación de textos humorísticos ilustrados por O. Soglow: "Fields for President". Robert Lewis publica su biografía: "W. C. Fields, His Follies and Fortunes" (1949).