La conquistas del cine italiano
Al finalizar la Primera Guerra Mundial, Europa se quedó completamente impresionada por el impacto de la Revolución bolchevique. Las derechas asustadas crearon un movimiento similar, aunque de contenido distinto. Aparecieron los fascismos italianos y el nacional-socialismo alemán para contrarrestar la influencia cada vez más poderosa de los partidos comunistas en Occidente. El fracaso de la República de Weimar, con su impresionante índice de paro y su corrupción política, fue lo que motivó que el pueblo alemán votara a Hitler, y en Italia Benito Mussolini se hiciera con el poder por motivaciones idénticas.
Estos años de totalitarismo fueron causa de un estricto control ideológico y temático de las cinematografías de sus respectivos países, una férrea censura que barrió de las pantallas cualquier voz discordante.
Es por eso, que estos años sean completamente inicuos para el cine de género y que su producción careciera de interés en estas páginas. Los fascismos provocaron la Segunda Guerra Mundial y su posterior exterminio, tras la derrota del Eje, Italia recobraba la democracia, la inestabilidad y la corrupción política.
Estos años fueron muy negativos para el cine europeo, pero en cambio fueron buenos para el americano que se encontró a sus rivales del otro lado del Atlántico amordazados. El fin de la contienda provocó sin embargo el Renacimiento del cine italiano, aparecieron los cómicos Vittorio de Sica y Totó. El primero de ellos se entregó al neorrealismo, de gran contenido cristiano pero que no entra dentro de nuestras coordenadas.
Vittorio De Sica ya había comenzado en el cine mudo con "El proceso Clemenceau" (L'Affaire Clemenceau, 1918) de Edoardo Bencivega, pero no fue hasta 1926 que comenzó su carrera de forma regular. Convertido en el máximo valor del cine italiano, De Sica rodará durante el fascismo e incluso durante la guerra. Su filmografía es larga y variopinta, títulos de todos los géneros rodados a decenas, la mayoría de ellos olvidados pero que siempre dejaban huella de su gran humanidad.
El estudio de la filmografía de este importante personaje necesitaría un libro aparte, pero desgraciadamente es un proyecto que está por encima de mis posibilidades ya que el cine italiano antiguo es muy difícil de revisar. Pero no obstante debo destacar una serie que le dio gran popularidad alrededor del mundo, una serie donde brillaron estupendas actrices italianas, unas mujeres de fantasía con una belleza exuberante. Sofía Loren y su rival Gina Lollobrígida parecían haber aterrizado de otro planeta, su hermosura fascinó las plateas de todo el mundo e incluso llegaron a superar en Sex Appel a las divas de Hollywood.
En "Pan, amor y fantasía" (Pane, amore e fantasia, 1953) de Luigi Comencini, Vittorio De Sica componía un divertido carabinero ya maduro enamorado de una muchacha, Gina Lollobrígida, de formas generosas. El éxito provocó una segunda parte, "Pan, amor y celos" (Pane, amore e gelosia, 1954) con el mismo equipo.
No aparecían ambientes sofisticados, sino sencillos pueblos italianos con gente corriente y normal. En "Pan, amor y" (Pane, amore e, 1955) de Dino Risi, había nuevo director y nueva bella, Sofia Loren, pero el viejo carabinero era el de siempre viajando a España en el siguiente episodio "Pan, amor y Andalucía" (1958) de Javier Setó, con nuestra Carmen Sevilla.
El cine italiano durante estos años gozaba de gran vitalidad, antes de caer en las viles imitaciones que tanto le han perjudicado como a sus colegas españoles. Pero es incuestionable que durante muchos años, sus estudios han plantado cara al coloso americano con una fuerza inusitada convirtiéndose en la segunda potencia cinematográfica mundial.