La Edad de Oro del slapstick

La palabra "slapstick" es una voz inglesa que se deriva de "slap" (bofetada) y "stick" (bastón), cuya aplicación cinematográfica se inició en los títulos pioneros del cine cómico, films absurdos de golpes y porrazos, con las situaciones más inverosímiles, los gestos más exagerados, llenando durante un cuarto de siglo las pantallas de todo el mundo.

Ya hemos dicho que la Keystone fue una excelente escuela de actores cómicos, pero asimismo la principal productora dedicada a las locuras fílmicas de batacazos. Si Chaplin tuvo que irse, evidentemente, para perfeccionar su arte, otros hicieron su agosto en las filas de Sennett.

El puesto de Charlot lo ocupó el bizco Ben Turpin (1892-1963), precisamente contratado por aquel en "Charlot cambia de oficio" (His New Job, 1915), ya que le llamó mucho la atención su inusual aspecto. Turpin tenía la vista normal cuando se inició en el cine, pero un accidente le provocó ese estrabismo que le hizo célebre pero no rico. En la Essanay, George K. Spoor le ofreció un contrato de dos años, cobrando 25 dólares a la semana, lo que es una miseria comparativa. Pero S. S. Hutchinson le ofreció 100 dólares semanales y en 1916, la Keystone le llegó a pagar 200.

Sus aventuras en la alocada productora eran dignas de su fama. Recordemos aquel corto que transcurría en el Polo Norte donde, oh, prodigio!, salían las bañistas de Sennett con sus bañadores en un paisaje glaciar.

Durante diez años, Ben Turpin fue una auténtica estrella en la Keystone. Hace falta añadir que nunca fue un genio, ni lo pretendió ser, pero sí un buen cómico, un hombre muy gracioso que incluso se hizo un seguro de 25.000 dólares por si se curaban sus ojos. Al llegar el cine sonoro, el bizco Turpin se quedó prácticamente sin trabajo reduciendo su actividad a esporádicas apariciones especiales en diversos films como "Arriba el telón!" (Show of Shows, 1929) de John G. Adolfi; "El desfile del amor" (The Love Parade, 1929) de Ernest Lubitsch; "Our Wife" (1931) de James W Horne, donde era un divertido juez de paz que por error casaba a Stan Laurel con Oliver Hardy; "A todo gas!" (Million Dollar Legs, 1932) de Eddie Cline, con W. C. Fields; "Hollywood Cavalcade" (1939) de Irving Cummings y Malcolm St. Claire, con apariciones nostálgicas de Mack Sennett y los Keystone Cops; "Marinos a la fuerza" (Saps at Sea,1940) de Gordon Douglas, con Laurel y Hardy de nuevo.

Otro cómico habitual de la Keystone fue Billy Bevan, chiquito pero ingenioso. William Bevan Harris nació el 29 de septiembre de 1887 en Orange (Australia) y falleció en Escondido (California) el 26 de noviembre de 1957. Billy había cursado estudios universitarios en Sydney, Australia, ingresando en compañías musicales de su país y emigrando después a los Estados Unidos. En 1918 debuta en el cine en la compañía de Al Christie, pero en 1920 fue fichado por la Keystone. Como en el caso anterior, Bevan tampoco era genial, pero sí efectivo y en su carrera destacan las persecuciones y alguna nota de ingenio. Al llegar el sonoro se convirtió en un secundario habitual de las películas de Hollywood, destacando su papel a las órdenes de Ernest Lubitsch en "El pecado de Cluny Brown" (Cluny Brown, 1946), donde fue el tío de la protagonista (Jennifer Jones).

El bigotudo Chester Conklin (1888-1971), tras su paso por el circo Barnum debuta en el cine en 1912 en la serie "Casimir" y en 1914 es contratado como policía de la Keystone, desempeñando papeles secundarios en los cortos que Chaplin rodó aquel año. Mas tarde, trabajó en "The Sunshine Comedies" (1920) y actúa siempre en cometidos secundarios en diversos films como, por ejemplo, "Avaricia" (Greed, 1923) de Erich Von Stroheim. Entre 1930 y 1931 protagonizó diversos cortos Paramount de la serie "The Chester Conklin Comedies" para regresar finalmente a los personajes de carácter.

Jimmy Aubrey era conocido como Sandalio en España, pero sin embargo su efímera fama no ha trascendido al público actual. Hank Mann también tuvo serie propia y el largirucho George "Slim" Summerville, ex Keystone Cops, incluso sobrevivió al sonoro en papeles de carácter recordando sobretodo su excelente intervención en "Sin novedad en el frente" (All Quiet on the Western Front, 1930), célebre film pacifista de Lewis Milestone, pero también intervino en numerosos cortos de dos rollos para la Universal como "Parlez Vous?" (1930) de Albert Ray y su versión española realizada por Kurt Neumann con el mismo título y Manuel Arbó en un destacado papel. En la misma línea e idéntico equipo, siempre basados en temas militares, Slim rodó "Oui, Oui, Marie" (1930); "Hola, Rusia!" (1930); "El tenorio del Harem" (1931) con Lupita Tovar, un largometraje formado por la fusión de dos cortos rodados previamente en inglés "Arabian Knights" (1931) y "Let's Play" (1931), ambos dirigidos por Stephen Roberts; "Estamos en París" (1931), de nuevo con la bella Lupita pero sin Arbó.

Slim Summerville, actor dotado de gran simpatía y profesionalidad, no hizo carrera como protagonista pero tal como he apuntado más arriba fue un destacado secundario en numerosos títulos de la época como "La pequeña vigía" (Captain January, 1935) con Shirley Temple y "Tobacco Road" (1941) de John Ford, con Gene Tierney.

Charley Murray, otro cómico desconocido, se unió a George Sidney (no confundir con el realizador del mismo nombre) para crear la serie "The Cohens and the Kellys", muy célebres en su día. Lloyd Hamilton, un actor larguirucho, debutó en 1914, pero se hizo célebre con una serie titulada "Ham y Bud", de escaso presupuesto, y más tarde en las "Sunshine Comedies". Sennett le contrató temporalmente, en aquel tiempo las comedias cortas abundaban más que los hongos aunque la mayoría de ellas no tuvieran calidad alguna. Sólo nos han llegado actualmente las mejores, aunque una antología de cintas de los años veinte siempre nos deparará alguna que otra sorpresa.

Desgraciadamente en 1917, la Keystone quebró y fue absorbida por la Paramount Pictures, pero el equipo no se deshizo, siguió rodando para esta firma. Más adelante, la Pathé distribuyó los títulos de Sennett, apareciendo nuevos cómicos como Andy Clyde, Harry Langdon y Sally Eilers. Finalmente Bing Crosby se unió a sus filas, pero eran ya los albores del cine sonoro y eso es ya otra historia.

Con la nueva técnica Mack Sennett también produjo y dirigió cortos, debutando con "Midnight Daddies" (1929), su primer film parlante, realizando posteriormente para la Educational "The Timid Young Man" (1935) con un Buster Keaton en baja forma. Tras su nostálgica aparición en "Hollywood Cavalcade" (1939), nos quedó otro cameo no menos melancólico en "Abbott y Costello contra la poli" (Abbott and Costello Meet the Keystone Cops, 1955), falleciendo en 1960, dejando tras de sí una herencia incalculable de risas y alegrías.

El último genio del humor que salió de la Keystone es el ya mencionado Harry Langdon, a quien el propio Mack Sennett consideró el mejor cómico de todos los tiempos, incluso superior a Chaplin, pero yo encuentro exagerado este juicio. No obstante es necesario aún reivindicar la figura de este excelente cómico que no ha tenido en las Historias de Cine el relieve que se merece, como tantos otros, pero sus cortos siempre tienen algunos puntos muertos que debilitan el resultado final.

Nacido en Council Bluffs (Iowa) en 1884, fallecido en Hollywood en 1944, Harry Langdon se inició a los diez años, como es natural, en el music-hall, efectuando numerosas giras por los Estados Unidos hasta llamar la atención de Mack Sennett que le contrató de inmediato.

La productora Keystone, entonces ya estaba en declive porque todos sus grandes figuras se habían marchado (Charlie Chaplin, Roscoe Arbuckle, Charley Chase y Mabel Normand) y las comedias de batacazos ya dejaban de interesar. Langdon tenía cuarenta años cuando debutó en el cine, pero gracias a su rostro infantil llegó incluso a realizar papeles de crío debutando en "Un día de playa" (Picking Peaches, 1924) de Erle C. Kenton, también conocida como "Torcuato pasado por agua", y en ella ya demostraba sus grandes cualidades para la pantomima.

En "Sonría, por favor" (Smile Please, 1924) de Roy Del Ruth, Harry es un fotógrafo que debe retratar a una familia típicamente americana. El niño es un diablillo que tiene la mala idea de colocar una mofeta en el interior de la cámara, dándole una desagradable sorpresa al fotógrafo por el pésimo olor de estos animalillos, cuyo hedor fundirá las patas del trípode. En varias antologías he podido disfrutar de secuencias de films de Langdon, aunque a veces llevarán títulos que no se corresponden con los oficiales de su estreno español, como "El viajero" cuya trama gira en un viaje en tren de Harry con su esposa, quien duerme con unos horribles rulos durante la noche, provocando multitud de enredos en los coches cama. En una secuencia de mímica insólita, se afeitará de forma poco ortodoxa horrorizando a sus compañeros de viaje y, finalmente, se verá involucrado en un tiroteo porque un sheriff que llevaba esposado a un delincuente, al tener que ausentarse, lo esposará al amedrentado viajero ignorando que el malhechor está armado.

Hasta 1926 Langdon protagonizó una serie de cortos para Mack Sennett, posiblemente el mejor de todos ellos fuera el último en producirse para la Keystone, "Hombre de armas" (Soldier Man, 1926), una farsa antibélica en la que el buen Harry muy a su pesar es llamado a filas viviendo situaciones tragicómicas.

La gran aceptación de sus cortos le catapultaron al largometraje. "Un sportman de ocasión" (Tramp, Tramp, Tramp, 1926) de Harry Edwards; "La cenicienta de Hollywood" (Ella Cinders, 1926) de Alfred E. Green; "El hombre cañón" (The Strong Man, 1926) de Frank Capra; "Sus primeros pantalones" (Long Pants, 1927) de Frank Capra y "Su primer fuego" (His First Flame, 1927) de Harry Edwards fueron los jalones de una carrera que parecía importante pero, sin embargo, Langdon influenciado por el éxito de Chaplin se empeñó en dirigir tres películas que no alcanzaron el mismo nivel que los anteriores títulos. "Three's a Crowd" (1927), "The Chaser" (1928) y "Una panne en el corazón" (Heart Trouble, 1928), los tres largos de Langdon como autor total, no tuvieron la esperada aceptación y para colmo de los males le llegó el cine sonoro en plena crisis creativa arruinándole definitivamente.

Así el pobre Langdon deambulará arrastrando su pasada gloria en una serie de cortos sonoros producidos por Hal Roach, un par de ellos rodados en español ("La estación de gasolina" y "Pobre infeliz!", ambas de 1930), pero la escasa aceptación de los mismos le hundió aún más pasando a la Educational Pictures y posteriormente a la Columbia en unas cintas cada vez más cutres que se limitaron a explotar su cada vez más decadente prestigio.

En "La estación de gasolina", réplica hispana de "The Big Kick" (1930) de Warren Doane, Harry era un dependiente de una gasolinera que se ve metido en un tiroteo entre destiladores clandestinos y el agente que les persigue.

"Pobre infeliz!" (1930), la réplica de "El gusanillo" (The Shrimp, 1930), (24) ambas dirigidas por Charles Rogers, contaba con la presencia impagable de Thelma Todd hablando español, la futura celebridad James Mason y la simpar Linda Loredo. Harry, un ser apocado al que todo el mundo pisotea, conocerá a un sabio loco que extrae suero del cerebro de los animales para trasplantárselo a las personas. Así el pobre timorato, tras una operación, se verá dotado de un valor del que antes carecía pero, por contra, comenzará a ladrar, dar brincos y perseguir a los gatos.

Pero Harry Langdon tenía una voz demasiado nasal, su estilo estaba basado más en la imagen que en la situación, y no supo adaptarse a las nuevas técnicas. Su caída fue inmediata ya que los cortos que rodó para la Educational o para la Columbia tal como he dicho eran bastante pobres. Asimismo intervino en papeles secundarios en algunos largometrajes hasta su irremediable final.

En el largometraje "Soy un vagabundo' (Hallelujah I'm a Bum, 1933) de Lewis Milestone, un musical de Al Johnson, Harry era un vagabundo de grandes ideas filosóficas que recogía los desperdicios de un parque público de Nueva York. Resulta extraño que mientras algunos críticos hayan apuntado, erróneamente, que Charlot era comunista, en el film de Milestone, el cómico de la mirada melancólica, sí interpretaba un personaje con dicha ideología política.

Tras el ocaso, Harry Langdon sólo obtuvo un papel protagonista una sola vez en "Zenobia" (Zenobia, 1939) de Gordon Douglas, formando pareja con Oliver Hardy, (25) en un desesperado intento de éste de superar su papel habitual en su larga asociación con Stan Laurel. Aunque este film no obtuviera gran éxito si demuestra las aptitudes artísticas de ambos y, sobretodo, la injusticia que supone la marginación de Langdon en la industria cinematográfica. En cuanto a sus cortometrajes sonoros, solo resta decir que efectivamente son muy inferiores a los mudos, en ellos se le ve desplazado, como si fuera un ser de otro mundo, acentuando la tristeza de su mirada. Aparte estaba el hecho de que su rostro aniñado soportaba muy mal el paso del tiempo, pero el Harry Langdon de su mejor época es otro personaje a reivindicar, como el dinámico Larry Semon de la Vitagraph.

Harry Langdon está enterrado en un cementerio situado al lado de unos estudios donde producen series de televisión alienantes, las nuevas generaciones saben muy poco de él e ignoran que hubo un día en que este melancólico soñador estuvo a punto de convertirse en el mejor cómico de la Historia del Cine.

Fuera de la Keystone había otros cómicos no menos geniales, aunque muchos de ellos hayan caido en la indiferencia de los historiadores escasamente rigurosos. Harry "Snub" Pollard (1890-1962) entre 1916 y 1919 interviene en numerosos cortos de un rollo primero, después de dos, de las series "Lonesome Luke" y "The Winckle" con Harold Lloyd y Bébé Daniels, hasta que a partir de 1920 se independiza formando su propia serie. Bajito, con largos bigotes y aspecto lánguido, Snub Pollard era más conocido como Beaucitron en Francia.

Sus tramas eran por lo general muy ingeniosas, imaginativas, como aquella en que interpreta a un inventor que vive en una casa ultramoderna con unos artilugios complicados para hacerle todos los servicios inimaginables. Se montará en una cápsula con ruedas al que moverá utilizando un imán que dirigirá hacia los automóviles que se encuentra en su camino, ahorrándose así la gasolina.

En "Years to Come" (1922) de Charles Parrott (nombre auténtico del actor Charley Chase), distribuida en España en formato estrecho como "Un día vendrá", nos encontramos con una trama copiada posteriormente hasta la saciedad. En un futuro improbable, el mundo está gobernado por las mujeres que ocuparán las actividades varoniles. Un Snub algo afeminado está casado con Marie Mousquine (compañera habitual de Pollard), pero es acosado sexualmente por una alta matrona (incorporada por un travesti para acentuar sus características viriles) que le perseguirá incesantemente hasta que ambas mujeres terminarán por abofetearse.

La visión de tan utópica sociedad es delirante, guardias de tráfico femeninos, coches que vuelan, mujeres que conducen carretas maldiciendo y escupiendo como rústicos carreteros. Al igual que sus colegas, Snub se vio desplazado por el sonoro apareciendo siempre en papeles especiales, generalmente de tono nostálgico.

El menudito Monty Banks, buen actor y buen acróbata, llegó a Hollywood procedente de Italia. Su apellido auténtico era Bianchi y emigró a los Estados Unidos cuando sólo tenía diecisiete años. Debutó en las filas de Arbuckle, independizándose posteriormente. En 1918 se fue a Inglaterra para rodar como actor y director "Adam's Apple" (1918). En la antología "Risas y sensaciones de antaño" (Days of Thrills and Laughter, 1961) de Robert Youngson vimos una trepidante persecución de Monty intentando rescatar a su amada que está presa en un tren que marcha sin maquinista. El chaparro italiano no tenía doble y en estas escenas pasó auténtico peligro. Aún hoy produce angustia visionar estos emocionantes metros de celuloide. Buen profesional, Monty Banks sobrevivió los embates del cine sonoro aunque sólo como director, rodando indistintamente en Estados Unidos e Inglaterra. En "Queen of the Hearts" (1935), producida por la Ealing, conoció a la estrella Gracie Fields y se casó con ella. Como actor sólo hizo apariciones secundarias, pero siempre eficaces.

Pero sin embargo, ningún cómico de los años veinte alcanzó la popularidad de Larry Semon. Algo olvidado en los últimos tiempos, su figura merecería una total revisión al igual que sus hilarantes colegas de antaño. En los años sesenta, cuando yo era aún niño recuerdo el cine (y teatro) Orfeó Reusenc (de Reus, Cataluña) que proyectaba cada domingo por la mañana sesiones de antiguo cine cómico, donde era habitual la programación de las películas de Semon (en España se le apodó Tomasín primero, luego Jaimito), eran las favoritas del público menudo. Incluso las preferían a las del propio Charlot, otro protagonista habitual de estos cortos, y debo precisar que todas las intervenciones del trepidante Jaimito eran siempre coreadas por las más estruendosas carcajadas.

Lawrence Semon nació en West Point (Mississipi) el 16 de julio de 1889, era hijo de un prestigitador conocido como "Zera el grande". En su infancia demostró tener gran talento para las artes y por eso fue enviado a una Escuela de Bellas Artes para aprender a dibujar. Al terminar sus estudios trabajó en el "New York Sun" realizando caricaturas de gente famosa.

Tras su paso por los círculos de teatro de aficionados, en 1917 ingresó en la Vitagraph, primero en cintas de un carrete, luego de dos, finalmente acabó por realizar largometrajes. Dorothy Dwan, la protagonista de "Tomasín en el reino de Oz" se convirtió en su esposa. En total trabajó en unas ochenta y cuatro películas entre largos y cortos. En su compañía, el popular actor tenía 32 miembros (entre actores y técnicos) cuya única misión era encontrar efectos cómicos inéditos. De sus filas salieron gentes tan afamadas como Stan Laurel y Oliver Hardy, aunque por separado, y en papeles muy distintos de los que conocemos actualmente.

El clown dinámico, de la cara enharinada, siempre se vio metido en las situaciones más absurdas que superaba con inusual destreza. La avalancha de gags era incesante e irreal, encadenando los efectos de forma vertiginosa. Larry más que un payaso era un acróbata que realizaba personalmente las más increíbles piruetas, poniendo en peligro su vida. Los gags llegaba al más puro absurdo, como esa gente que caía de un rascacielos y no se hacía el menor rasguño.

Entre sus cortos, todos ellos dirigidos por el propio Semon, destacan "Rough Toughs" (1918); "Roof Tops" (1918); "Huns and Hyphens" (1918); "Bears and Bad Men" (1918); "Frauds and Frenzies" (1918); "Scars and Stripes" (1920); "Tomasín campesino" (The Sawmill, 1921); "The Sportsman" (1921); "That's Him" (1922); "Tomasín y el recaudador" (The Rent Collector, 1921) codirigida con Norman Taurog; "A toda velocidad" (Kid Speed, 1924) con Noel Smith en la codirección.

Como todo cómico que se precie, finalmente accedió al largometraje que, por desgracia, no se proyectan en la actualidad. El primero de ellos fue el ya mencionado "Tomasín en el reino de Oz" (The Wizard of Oz, 1925), dirigido por el propio Larry Semon, y protagonizado por Dorothy Dwan, y con Oliver Hardy en el ingrato papel de villano. Decepcionante versión del cuento de L. Frank Baum, producida por el propio Semon quien se arruinó por la falta de éxito debido a la falta de unidad del argumento y su desafortunado final con la muerte del espantapájaros cayéndose del avión. Tras "Un perfecto payaso" (The Perfect Clown, 1926) de Fred Newmeyer; "Stop" (1926) de Larry Semon y "Look and Listen" (1926) de Larry Semon, el cómico de la cara enharinada quiso cambiar de registro, probando fortuna en el cine dramático, pero su experiencia (por cierto muy positiva) se reduce a un sólo título "La ley del hampa" (Underworld, 1927) de Josef Von Sternberg, que supuso el nacimiento del cine negro, y una cinta verdaderamente importante para los amantes de este género.

En un bolsillo oculto de su chaqueta, Larry Semon llevaba una libreta de notas de cuero negro donde apuntaba gags, situaciones y argumentos para sus películas de trompazos. Todas las noches incluía alguna secuencia divertida en tan particular bloc, pero en el 8 de octubre de 1928 falleció inesperadamente de pulmonía. Tenía 38 años y no tuvo tiempo de conocer la desaparición de su arte, a pesar de que estaba ya completamente arruinado como tantos otros.

Semon aportó dinamismo, frescura, imaginación y sana diversión al cine cómico. En sus películas no hay puntos muertos, tal vez sea el exceso de acción lo que provoca que posteriormente sea dificil recordar tanta cantidad de gags encadenados, tal como apuntó Buster Keaton en sus memorias, pero no podemos olvidar la frescura, el ingenio, la subversión de cada uno de sus planos. En el mundo de Semon no existe la lógica, todo es posible, todo está permitido menos el mal gusto. Cada corto de Tomasín o Jaimito es un torrente de caídas, persecuciones, locura colectiva y sobretodo de buen humor.

El Cine cómico
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