II
En las mañanas, a la puerta de las grandes mansiones blindadas e inexpugnables, manos invisibles depositaban enormes cubos de basura. Al principio, cuando por vez primera los del exterior descubrieron los cubos, enloquecieron y casi se mataron unos a otros disputándose los desperdicios. Pero de las mansiones salieron miles de Chupópteros armados con porras y golpeando sin medida dispersaron a los tumultuosos. El orden fue impuesto. A partir de entonces los apaleados se dedicaron a recoger los detritus con prudencia y organización. Y grandes estercoleros se convirtieron en Centros de Suministros. Y sobre el estiércol el panorama social mejoró una miera. Llegaron a convencerse de que en realidad los Chupópteros sólo eran unos tipos raros, pero que pretendían ayudar...