I

Rutk y Swit eran lo que, en su planeta natal, se denominaban «proveedores de Zoología Interplanetarias». Su misión consistía en vagar por el espacio, recorriendo mundos desconocidos para apoderarse de un ejemplar de sus posibles habitantes, ejemplar que más tarde se exhibía en el magnífico «Zoo-Galáctico» del planeta Ibur.

En su vagabundeo habían ido a dar en aquel planeta, tercero del sistema denominado Solar; un hermoso mundo repleto de agua y vegetación... pero que a ellos no les atraía lo más mínimo, ya que su naturaleza estaba habituada a otras formas muy distintas de vida. No había, pues, en su ánimo espíritu de conquista y su sola intención consistía en capturar a uno de los «specimen» del planeta. Antes de descender sobre el mismo habían pasado más de tres años estacionados en su atmósfera, estudiando el idioma de los extraños seres que lo habitaban y así vinieron a enterarse de que el nombre del planeta en cuestión era Tierra.

—Opino que ya hemos perdido bastante tiempo aquí —observó Rutk—. ¿Te parece que descendamos?

—Como quieras —asintió Swit—. Vamos a ver si con un poco de suerte nos apoderamos rápidamente de uno de estos monstruos.

Los dos iburianos se las prometían muy felices. En el «Zoo» de Ibur, el ejemplar capturado tendría que llamar poderosamente la atención. ¡Ahí es nada un ser con cuatro extremidades y dos ojos! Sería algo digno de ver...

Swit oprimió los botones de descenso y el «aerovolo» se puso en marcha.