III
Pero estaba escrito que aquel día iba a ser pródigo en sorpresas para Ophir. Ante los ojos del ser que ocupaba, surgió un grupo de criaturas totalmente distinto al del cuerpo que albergaba al ikuriano... ¡Nuevos monstruos aún más repelentes que los ya conocidos! Los recién llegados poseían cuatro raros tentáculos, dos en su parte superior y otros dos en la inferior. Eran estos últimos los que utilizaban para desplazarse... La repugnancia y el asco invadieron a Ophir. ¡Eran abominables, sencillamente abominables! ¿Cómo era posible que la naturaleza produjese monstruos como aquellos! Sólo se le ocurrió una explicación: La especie inteligente de aquel planeta era la primera, la que él había utilizado, y los otros, animales inferiores...