LXVI

ÍCARO

Adélaïde, debe comprender que su dulce padre, a pesar de sus eminentes cualidades, no va a ganar demasiado dinero en su nueva profesión. Para evitar resultarle una carga, será preciso que usted se gane la vida. Ésta no es la suerte que le había preparado el Sr. Lubert, el cual, si no me falla la memoria, le dio una existencia ociosa y todo parecía indicar que podría disfrutar de ella durante mucho tiempo. También está a tiempo aún de arrepentirse y, si el trabajo le disgusta, volver a casa del Sr. Tubert.

ADÉLAÏDE

No quiero volver a casa del Sr. Lubert.

ÍCARO

En ese caso hay que encontrar un oficio para usted.

ADÉLAÏDE

Me parece bien pero no tengo ninguno. Soy una joven muchacha bien educada que sabe tocar el piano, pintar a la acuarela, coser a la perfección…

ÍCARO

Coser, eso es. Venga conmigo, Adélaïde, le encontraré un empleo para esos dedos de hada que tiene.

Dan algunos pasos y llegan frente a la tienda de BA. Entran.

BA

¡Ah! ¡Buenos días, señor Ícaro! He aquí sin duda a la joven persona de la que ya me hablarais.

ÍCARO

La misma, señorita BA. Se llama Adélaïde, cose a la perfección y posee dedos de hada.

BA

¡Perfecto! ¡Maravilloso! Tengo exactamente lo que necesita. ¿Le va bien, señorita, ser pantalonera?

ADÉLAÏDE (ruborizándose)

Se hace lo que haga falta. Seré pantalonera, señorita (se pone a llorar. Ícaro le acerca una silla sobre la que se desploma entre sollozos).

BA a Ícaro

Tú márchate, porque la Sra. Champvaux llegará de un momento a otro. No para de encargar pantalones.

Ícaro se eclipsa.

ADÉLAÏDE (a través de sus lágrimas)

¿Dónde ha ido a parar mi juventud encantada? ¿Dónde la suerte feliz a la que había sido destinada? El amor me ha hecho abandonar las páginas que para mí no eran ya sino ausencia y desolación, y heme aquí reducida a utilizar mis dedos de hada en trabajos de los que me avergonzaría y que pueden abocarme a malos pensamientos.

BA

No es un mal oficio ni hay nada de lo que avergonzarse. Por otra parte sólo trabajamos para las mujeres. Hacemos pantalones de ciclista y femeninos.

ADÉLAÏDE

Ya me iré haciendo a la idea.

SEÑORA CHAMPVAUX (entrando como una ráfaga de viento)

¿Qué hay de mi nuevo pantalón? ¿Ya está listo? Estos pantalones de ciclista son una maravilla, aun cuando no me dan todos los resultados que esperaba de ellos.