XL
MORCOL (sentado en una orilla del Sena, mira correr el agua)
Heme aquí en una situación corneliana. El Sr. Lubert me encarga que, una vez más, recupere a Ícaro, misión que también me ha asignado el Sr. Surget. Si recupero a Ícaro ¿a quién debo entregarlo? Se me planteará un problema de conciencia, y mientras tanto, como se suele decir, estoy comiendo de dos platos. He ido a la taberna del Globo y de los Dos Mundos que Ícaro frecuentaba en otros tiempos, en la época en que me equivoqué de nombre, y no ha reaparecido, igual que esa casquivana con la que lo había visto en el Café Inglés. Tampoco en el Café Inglés lo han vuelto a ver, con lo que me ha costado obtener esa información. Como un criminal siempre vuelve a la escena del crimen —y aunque este Ícaro no pueda ser considerado, por más severo que sea el punto de vista, como un criminal— no se me ocurre otra pista que el Bois de Boulogne donde se lanzó con tanto coraje, un coraje quizás un tanto inconsciente, contra los morros del caballo de la Señora Champvaux, quien vino después a advertirme y pudo de este modo concluirse el proceso que me permitió devolver al fugitivo a las páginas del Sr. Lubert. Sí, el Bois de Boulogne me parece indicado para las primeras averiguaciones, a pesar de que es bastante grande, 872 hectáreas si la información es correcta.